miércoles, 26 de diciembre de 2012


Al relatar una visión que Hermas supuestamente había recibido, escribió:
Yo respondí: «¿Qué clase de cosas malvadas, Señor, debemos abstenernos de hacer?» «Escuchen», dijo, «del adulterio y la inmoralidad sexual, de la embriaguez desaforada, de la lujuria maligna, del derroche de alimentos, de la riqueza extravagante, de la ostentación, del orgullo y la arrogancia, de la mentira, la calumnia y la hipocresía, de guardar rencor y de hablar cualquier blasfemia. Estos son los más perversos de todos los actos de la vida humana. Por eso, el esclavo de Dios debe abstenerse de hacerlos. Porque aquel que no se abstiene de estos no puede vivir para Dios. Escuchen también ahora sobre las cosas que siguen a estas». «¿Existen todavía otras obras malvadas, Señor?», pregunté. «Sí, por supuesto», me dijo, «hay muchas de las que el esclavo de Dios debe abstenerse: robo, mentira, fraude, dar falso testimonio, avaricia, deseos pecaminosos, falacia, vanidad, altanería y otras similares. ¿No te parecen malignas estas cosas?» «Sí, por supuesto», dije, «muy malvadas para los esclavos de Dios». «Por eso es necesario que el esclavizado a Dios se abstenga de estas cosas».


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