sábado, 6 de diciembre de 2014


Entonces, aprendemos muchas cosas en nuestro texto:
Cuando ellos llegaron a él, les dijo: “Vosotros sabéis bien cómo me he comportado con vosotros todo el tiempo, desde el primer día que llegué a Asia,sirviendo al Señor con toda humildad y con muchas lágrimas y pruebas que me vinieron por las asechanzas de los judíos. Y sabéis que no he rehuido el anunciaros nada que os fuese útil, y el enseñaros públicamente y de casa en casa, testificando a los judíos y a los griegos acerca del arrepentimiento para con Dios y la fe en nuestro Señor Jesús. Ahora, he aquí yo voy a Jerusalén con el espíritu encadenado, sin saber lo que me ha de acontecer allí; salvo que el Espíritu Santo me da testimonio en una ciudad tras otra, diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones. Sin embargo, no estimo que mi vida sea de ningún valor ni preciosa para mí mismo, con tal que acabe mi carrera y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios. Ahora, he aquí yo sé que ninguno de todos vosotros, entre los cuales he pasado predicando el reino, volverá a ver mi cara.
 (Hechos 20:18-25)
1. Nuestro deber principal: “Servir al Señor con toda humildad” (vers.19).
2. Nuestra tarea específica: “Tener cuidado de nosotros mismos y por todo el rebaño” (Vers.28).
3. Nuestra enseñanza: “El arrepentimiento para con Dios y la fe en nuestro Señor Jesús” (Vers.21).
4. El método: “Os he enseñado públicamente y de casa en casa” (Vers.20).
5. Su amor y su celo: “Por tres años, de noche y de día, no cese de amonestar con lágrimas a cada uno” (Vers.31).
6. Su fidelidad: “No he rehuido anunciaros nada que os fuese útil... Porque no he rehuido el anunciaros todo el consejo de Dios” (Vers.20, 27).
7. Su autonegación: “No he codiciado ni la plata, ni el oro, ni el vestido de nadie” (Vers.33).
8. Su paciencia y perseverancia: “Mas de ninguna cosa hago caso” (vers.24).
9. Su oración ferviente: “Ahora hermanos os encomiendo a Dios y a la palabra de su gracia” (Vers.32).
10. La pureza de sus motivos: “Soy limpio de la sangre de todos” (Vers.26).
















































































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