viernes, 13 de julio de 2012

El verdadero amor en el matrimonio

El verdadero amor en el matrimonio

 Un famoso maestro se encontró frente a un grupo de jóvenes que estaban en contra del matrimonio.

Los muchachos argumentaban que el romanticismo constituye el verdadero sustento de las parejas y que es preferible acabar con la relación cuando este se apaga, en lugar de entrar a la hueca monotonía del matrimonio.

El maestro les dijo que respetaba su opinión, pero les relató lo siguiente:

"Mis padres vivieron 55 años casados. Una mañana mi mamá bajaba las escaleras para prepararle a papá el desayuno y sufrió un infarto. Cayó.

Mi padre la alcanzó, la levantó como pudo y casi a rastras la subió a la camioneta.

A toda velocidad, rebasando, sin respetar los altos, condujo hasta el hospital. Cuando llegó, por desgracia, ya había fallecido.

Durante el sepelio, mi padre no habló, su mirada estaba perdida.

Casi no lloró. Esa noche sus hijos nos reunimos con él.

En un ambiente de dolor y nostalgia recordamos hermosas anécdotas.

El pidió a mi hermano teólogo que le dijera donde estaría mamá en ese momento.

Mi hermano comenzó a hablar de la vida después de la muerte, conjeturó cómo y donde estaría ella.

Mi padre escuchaba con gran atención. De pronto pidió: "llévenme al cementerio".
Papá -respondimos-, ¡son las 11 de la noche, no podemos ir al cementerio ahora! Alzó la voz y con una mirada vidriosa dijo: "No discutan conmigo por favor, no discutan con el hombre que acaba de perder a la que fue su esposa por 55 años".

Se produjo un momento de respetuoso silencio. No discutimos más.

Fuimos al cementerio, pedimos permiso al velador, con una linterna llegamos a la lápida.

Mi padre la acarició, lloró y nos dijo a sus hijos que veíamos la escena conmovidos: "Fueron 55 buenos años…Saben?

Nadie puede hablar del amor verdadero si no tiene idea de lo que es compartir la vida con una mujer así". Hizo una pausa y se limpió la cara.

"Ella y yo estuvimos juntos en aquella crisis, cambio de empleo",continuó... hicimos el equipaje cuando vendimos la casa y nos mudamos de ciudad, compartimos la alegría de ver a nuestros
hijos terminar sus carreras, lloramos uno al lado del otro la partida de seres queridos, rezamos juntos en la sala de espera de algunos hospitales, nos apoyamos en el dolor, nos abrazamos en cada Navidad, y perdonamos nuestros errores...

Hijos, ahora se ha ido y estoy contento, ¿saben por que?, porque se fue antes que yo, no tuvo que vivir la agonía y el dolor de enterrarme, de quedarse sola después de mi partida Seré yo quien pase por eso, y le doy gracias a Dios.

La amo tanto que no me hubiera gustado que sufriera..."Cuando mi padre terminó de hablar, mis hermanos y yo teníamos el rostro empapado de lágrimas.

Lo abrazamos y él nos consoló: "Todo está bien hijos, podemos irnos a casa; ha sido un buen día".

Esa noche entendí lo que es el verdadero amor.
Dista mucho del romanticismo, no tiene que ver demasiado con el erotismo, mas bien se vincula al trabajo y al cuidado que se profesan dos personas realmente comprometidas.

Cuando el maestro terminó de hablar, los jóvenes universitarios no pudieron debatirle, ese tipo de amor era algo que no conocían.

El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 1 Corintios 13:4-7

No sé que hacer, necesito ayuda!

No sé que hacer, necesito ayuda!

Tal vez estás leyendo este artículo y estás desesperado por terminar de leer, para saber qué hacer ante tu situación. Déjame que pueda ayudarte, pero es necesario que tomes tu tiempo.

¡Lo que ha pasado ya pasó!
Si, en primer lugar debemos aceptar que la situación es como es, esto nos ayuda a poder mirar con ojos claros. NO aceptar lo que ocurrió nos lleva a profunda tristeza y a buscar las causas de la misma en la cual la gran mayoría de las veces nos culpamos a nosotros mismos o culpamos a Dios. Es posible que tú tengas culpa en lo ocurrido, pero aún esta situación no cambia lo ocurrido. Es necesario enfrentarlo.

¡Lo que pasó tiene arreglo!

Bueno pueda que sea muy grave o no, lo cierto es que sea o no irreversible lo ocurrido, hay un nuevo co mienzo siempre, este nuevo comienzo es: “aceptando la situación”.

¡Lo que pasó Dios lo sabe!

Dios conoce cada cosa que nos ocurren, la Biblia dice: “Él tiene contado cada uno de nuestros cabellos”. Por lo tanto a Dios no se le ha pasado esto como un descuido.

Para muchos cristianos es difícil aceptar que Dios permita estas situaciones de sufrimiento para con sus hijos. Si bien Dios no se vale de estas cosas, sino más bien las cosas ocurren en el mundo a todos las personas; sepamos que el mundo está en crisis y esta crisis afecta a todos, pero la diferencia en los hijos de Dios es que aún en estas crisis, Dios tiene para nosotros una salida y un medio de consuelo.

Dios ha preparado para nosotros un lugar en la eternidad y estamos camino a esta nueva vida, Jesús mismo dice en su palabra que: “en el mundo tendremos aflicciones y que debíamos confiar en el”. Jesús fue muy honesto con nosotros en sus palabras, por lo ta nto debemos aceptar lo que nos pasa en este mundo y saber que el paso es confiar en Él.

¿Cómo debo ahora yo actuar?
Bueno lo primero es confiar en Dios, no debemos enojarnos con Él por lo ocurrido, sino más bien solicitar su ayuda. Debemos orar a Dios pidiendo su consuelo y que nos de las respuestas del porque de lo ocurrido. Esto a veces lleva su tiempo, es verdad que el dolor, no pasa automáticamente, ya que necesita un proceso de sanidad, mientras avanzamos en el proceso veremos que lentamente las heridas irán cerrando y el dolor desapareciendo.

No debemos desesperarnos, ya que la desesperación solo nos lleva a enojarnos más y la angustia crece y el dolor se hace crónico.
Debemos esperar en Dios! A ver si me entienden en esto; hay cosas que nosotros podemos hacer y hay cosas que solo puede hacer Dios...¡para Él no hay nada imposible!
Si tú no puedes cambiar las cosas deja que Dios lo haga.
Naturalmente si has cometido un error, cambia de actitud y si puedes corregirlo hazlo, pero en lo que tú mismo estés limitado, es allí donde Dios debe actuar.

Salmos 121 “Mi ayuda vendrá de Dios y yo confiaré en Él. Dios sabe todo lo que me pasa y esta atento a ello Aunque me pasen cosas, estas, no me va a fatigar, porque Él esta cuidando de mí.
Desde ahora y para siempre.”

Salmos 37:5-7ª que dice: “Confía en el Señor y haz lo bueno, vive en la tierra y mantente fiel.
Ama al Señor con ternura, y él cumplirá tus deseos más profundos. Pon tu vida en las manos del Señor; confía en él, y él vendrá en tu ayuda.”
Por:José Luis Malnis