martes, 29 de octubre de 2013

Otro sorprendente aspecto de nuestra relación con
el sistema solar es nuestra Luna. Muchas personas no
comprenden que sin la Luna sería imposible vivir en
este planeta. Si alguien tuviera alguna vez el éxito de
sacar a la Luna de su órbita, toda la vida se acabaría
en este planeta. Dios ha provisto la Luna como una
sierva para que limpie los océanos y las costas de todos
los continentes. Sin las mareas que crea la Luna, todos
nuestros puertos y playas se convertirían en un pozo
hediondo lleno de basura, y sería imposible vivir cerca
de ellos en ningún lugar. A causa de la marea, continuas
olas rompen en las costas del océano, con lo
cual airean los océanos de este planeta y proveen
oxígeno para el plancton, que es el fundamento
mismo de la cadena alimenticia de nuestro mundo.
Sin el plancton, no habría oxígeno, y el hombre no
podría vivir en esta tierra. Dios hizo la Luna del
tamaño preciso y la colocó a la distancia conveniente
de la tierra para que realizara estas y otras numerosas

funciones.

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