martes, 29 de octubre de 2013

Aun el polvo realiza una increíble función a favor
de la humanidad. Si no fuera por el polvo, nunca
veríamos el cielo azul. A 27 kilómetros por encima de
este planeta, no hay polvo de la tierra, y el cielo es
siempre negro. Si no fuera por el polvo, nunca
llovería. Una gota de lluvia se compone de ocho
millones de minúsculas gotitas de agua, y cada una de
esas gotitas envuelve una ínfima partícula de polvo.
Sin éstas, el mundo se resecaría y la vida dejaría de

existir.

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