martes, 18 de septiembre de 2012

UNA MANERA DE VIVIR

UNA MANERA DE VIVIR

Cuando niño, solía preguntarme cómo alguien podía orar sin
cesar. Me imaginaba a cristianos caminando con las manos
1-± A SOLAS CON DIOS
juntas, la cabeza inclinada, y los ojos cerrados, chocando con
todo. Aunque ciertas posturas y momentos específicos apartados
para la oración tienen una relación importante con nuestra
comunicación con Dios, "orar en todo tiempo" obviamente no
significa que tengamos que orar de maneras formales o notorias
cada minuto que estemos despiertos. Y no quiere decir que
tengamos que dedicarnos a recitar patrones y formas ritualistas
de oración.
"Orar sin cesar" básicamente se refiere a la oración que
vuelve a suceder, no a hablar sin parar. Por lo tanto debe ser
nuestra manera de vivir, debemos tener constantemente una
actitud de oración.
El famoso predicador del siglo XIX, Charles Haddon
Spurgeon, ofrece esta imagen vívida de lo que significa orar en
todo tiempo:
Como los caballeros de antaño, siempre en guerra, no
siempre en sus corceles corriendo hacia delante con sus
lanzas listas para derribar a un adversario, pero siempre
con sus armas donde las podían alcanzar rápidamente, v
siempre listos a ser heridos o morir por la causa que
defendían. Esos guerreros rudos a menudo dormían con
sus armaduras; así que incluso cuando dormimos, aun
debemos tener una actitud de oración, de manera que si
tal vez nos despertamos en la noche todavía podemos
estar con Dios. Nuestra alma, al haber recibido la influencia
centrípeta divina que la hace buscar su centro
celestíal, debe estar eternamente elevándose de manera
natural hacía Dios mismo. Nuestros corazones deben ser
como esos faros y atalayas que estaban listos a lo largo
de la costa de Inglaterra cuando se esperaba la invasión
de la armada española en cualquier momento, no siempre
con el fuego prendido, pero con la madera siempre
seca, y los fósforos siempre al alcance, todo estaba listo
para encenderse en el momento designado. Nuestras
almas deben estar en tal condición que la oración
exclamativa debe ser muy frecuente en nosotros. Sin
necesidad de hacer una pausa en el negocio v dejar el
mostrador y ponernos de rodillas; el espíritu debe emitir
sus peticiones silenciosas, cortas y rápidas al trono de la
gracia.

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