martes, 18 de septiembre de 2012

FERVOR EN LA ORACIÓN

FERVOR EN LA ORACIÓN
 
Puesto que la comunicación con Dios debe suceder durante
todo el día, no se imagine que eso excluya la necesidad de tener
fervor en sus oraciones. Pablo mandó a los colosenses a
perseverar "siempre en la oración, vigilando en ella" (Col. 4:2),
y les advirtió a los etesios a vigilar "con toda perseverancia y
ruego por todos los santos" mientras oraban (Efe. 6:18). Para
que la oración logre lo que Dios quiere en nuestras vidas, debe
ser una práctica consumidora que convierte a la vigilancia y
perseverancia en sus mercancías más valiosas.
VIGILANCIA
En el sentido básico, la orden de Pablo de vigilar significa
permanecer despierto y no dormirse durante la oración. En
Getsemaní, poco antes que lo traicionaran, Jesús les pidió a
Pedro, Jacabo y Juan que vigilaran mientras él oraba (Mat.
26:38). Él regresó poco después y los halló durmiendo, así que
le dijo a Pedro: "¿Así que no habéis podido velar ni una sola
hora conmigo? Velad y orad, para que no entréis en tentación.
20 A SOLAS CON DIOS
El espíritu, a la verdad, está dispuesto; pero la carne es débil"
(vv, 40, 41). Es imposible orar mientras uno duerme, usted
debe estar despierto y alerta para hablar con Dios, así como lo
está cuando habla con cualquier persona.
No obstante, las órdenes de Pablo, tanto en Colosenses 4:2
como Efesios 6:18, abarcan más que el estar alerta fisicamcntc.
Los creyentes también deberían buscar esas cosas por las cuales
debieran estar orando. Obviamente, Pedro aprendió esta profunda
verdad del hecho de no permanecer despierto, ya que
escribió en su primera epístola: "Sed, pues, prudentes v sobrios
en la oración" (1 Pedo 4:7).
Los cristianos a veces dicen oraciones vagas y generales que
son difíciles que Dios conteste porque realmente no piden nada
específico. Por eso es tan importante la oración específica. Aunque
las peticiones generales pueden ser apropiadas en ciertas
ocasiones, es por medio de las respuestas a oraciones especificas
que vemos a Dios demostrar su amor y poder. Jesús prometió:
"Y todo lo que pidáis en mi nombre, eso haré, para que el Padre
sea glorificado en el Hijo. Si me pedís alguna cosa en mi
nombre, yo la haré" (Juan 14:13, 14).
Aquellos creyentes que buscan constantemente al Señor
tienen preocupaciones específicas; si usted no está alerta a los
problemas y necesidades específicos de otros creyentes, no
podrá orar por ellos específicamente y de todo corazón. Pero
cuando usted lo hace, usted puede esperar la respuesta de Dios,
regocijarse en ello cuando llegue, y luego ofrecerle su alabanza
de agradecimiento.
PERSEVERANCIA
Desafortunadamente, la mayoría de creyentes nunca toman en
serio la oración hasta que sucede un problema en su vida o en la
de un ser querido. Entonces tienen la inclinación de orar atenta,
específica y persistentemente. Pero Pablo dice que siempredebemos
orar de esa manera, y "vigilar con toda perseverancia" (Efe.
6:18). La palabra griega que se traduce "perseverancia" y usada en
el mandato "perseverar siempre" (Col. 4:2) viene de proskartcrco,
una palabra compuesta formada por kartereo ("estar firme" o
U:--: CORAZÓ\i CE0:TRADü EN DIOS 21
"resistir") y una preposición añadida que intensifica el significado.
El yerba significa "ser valicntemenre persistente", "aferrarse
y no soltarse". Se usó para referirse a la resistencia fiel de Moisés
cuando sacó a los hijos de Israel de Egipto (Heb. 11:27).
Perseverar en la oración es presentar todo delante de Dios con
todo el corazón, valentía v constancia, especialmente las necesidades
de los demás. La sensibilidad a los problemas y necesidades
de los demás, incluyendo otros creyentes que están pasando por
pruebas y dificultades, nos llevará a orar por ellos "de noche y de
día" como Pablo lo hizo por Timoteo (2 Tim. 1:3).
El ejemplo de nuestro Señor
Jesús mismo fue la personificación de la perseverancia en la
oración. Hebreos 5:7 dice: "En los días de su vida física,
habiendo ofrecido ruegos y súplicas con fuerte clamor y lágrimas
al que le podía librar de la muerte, .. ". Este versículo es un
comentario de la vida de oración de nuestro Señor Jesucristo
mientras estuvo en la tierra, una vida caracterizada por
oraciones apasionadas ofrecidas con gran intensidad y agonía.
Aunque la Escritura no registra los detalles de sus oraciones,
podemos estar seguros de que él perseveró en ellas, incluso si le
tomaba toda la noche (Luc. 6:12).
La ilustración más grande de su intensidad en la oración se
llevó a cabo en el huerto de Gctsemaní antes de su muerte.
Lucas escribe: ce...puesto de rodillas oraba diciendo: 'Padre, si
quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad,
sino la tuya' ... y angustiado, oraba con mayor intensidad, de
modo que su sudor era como grandes gotas de sangre que caían
hasta la tierra" (Luc. 22:41,42,44). En la versión de Mateo del
mismo evento, hallamos a Jesús rogándole a Dios tres veces
(Mat. 26:36-46). Esa fue una oración ferviente y prolongada, a
tal grado que los discípulos se durmieron varias veces mientras
él lo hacía.
Nuestro Señor hizo muchas obras poderosas cuando estuvo
en la tierra, sin embargo, en ninguna de ellas se percibe algún
consumo de energía. Aunque la Escritura dice que salió poder
de él, no hav registro que indicase que tuvo que ejercer esfuerzo
alguno en realizar sus milagros. Sólo cuando oró lo vemos an22
A SOLAS CON DIOS
gustiarse y esforzarse por sus peticiones, aun al punto de sudar
como grandes gotas de sangre. Esa persistencia nos es extraña,
no obstante es esa clase de intensidad la que Cristo quería que
aprendieran sus discípulos de las dos parábolas que les enseñó.
Las parábolas de nuestro Señor
Entre las muchas parábolas de nuestro Señor, hay dos que
resaltan por ser diferentes a las demás. Aunque las otras parábolas
se relacionan a Dios de manera comparativa, las que se relatan
en Lucas 11 y 18 se relacionan con Dios por contraste. Ilustran a
gente que no se parece a Dios, y al hacerlo, estas parábolas exponen
los argumentos a favor del valor de la oración persistente.
Les dijo también:
-Supongamos que uno de vosotros tiene un amigo v va
a él a la medianoche y le dice: "Amigo, préstarne tres
panes, porque ha llegado a mí un amigo de viaje, y no
tengo nada que poner delante de él". iLe responderá
aquel desde adentro: "No me molestes; va está cerrada
la puerta, y mis niños están conmigo en la cama; no
puedo levantarme para dártelos"? Os digo que, aunque
no se levante a dárselos por ser su amigo, ciertamente
por la insistencia de aquel se levantará v le dará todo lo
que necesite.
y yo os digo: Pedid, y se os dará; buscad v hallaréis;
llamad, y se os abrirá, Porque todo aquel que pide
recibe, y el que busca halla, y al que llama se le abrirá"
(Luc. 11:5-10).
Les refirió también una parábola acerca de la necesidad
de orar siempre y no desmayar. Les dijo: "En cierra
ciudad había un juez que ni temía a Dios ni respetaba al
hombre. Había también en aquella ciudad una viuda, la
cual venía a él diciendo: 'Hazrne justicia contra mi adversario'.
Él no quiso por algún tiempo, pero después se dijo
a sí mismo: 'Aunque ni temo a Dios ni respeto al hombre,
le haré justicia a esta viuda, porque no me deja de molestar;
para que no venga continuamente a cansarme?".
Entonces dijo el Señor: "Oíd lo que dice el juez injusto.
iY Dios no hará justicia a sus escogidos que claman a él

de día y de noche: ¿Les hará esperar) Os digo que los
defenderá pronto ... " (Luc. 18:1-8).
El contraste entre Dios v el amigo reacio y el juez injusto es
obvio. Si esos humanos mal dispuestos y pecadores honran la
persistencia, ¿cuánto más nuestro santo y amoroso Padre celestial?
Si usted no recibe una respuesta inmediata a su petición, o
si los acontecimientos no salen exactamente o con la rapidez
que esperaba, la palabra del Señor para nosotros es "no se
desanime"; siga orando sin cesar v no se rinda. Siga llamando.
Siga pidiendo. Siga buscando.
Spurgeon ofrece esta enseñanza acerca de la importancia de
nuestra persistencia:
Si "amos a prevalecer, debemos persistir; debemos continuar
incesante y constantemente, y no poner pausas a
nuestra oración hasta OBTENER la misericordia lo más
posible. "Los hombres siempre deberían orar". Semana
tras semana, mes tras mes, año tras año; la conversión de
ese hijo querido debe ser la principal súplica del padre.
Presentar en oración a ese esposo inconverso es confiar
de corazón, por parte de la esposa, de noche y de día
hasta que lo logre; ella no debe usar lOó 20 años de
oración infructuosa como motivo para dejar de orar; no
debe imponerle a Dios ni tiempos ni temporadas, pero
mientras haya "ida en ella y vida en el objeto querido de
su solicitud, debe continuar rogándole al poderoso Dios
de Jacob. El pastor no debe buscar una bendición para
su oucnte ocasionalmente'."luceoro de recibir cierta medida
desistir de interceder más, sino que debe continuar
con vehemencia y sin pausa, sin contener sus energías,
clamando en YOZ alta sin detenerse hasta que las ventanas
del cielo se abran y se otorgue una bendición
demasiado grande para contener. Pero, hermanos,
¡cuántas veces le pedimos a Dios, v no recibimos porque
no esperamos lo suficiente en la puerta: Tocamos una o
dos veces la puerta de la misericordia, y como no abre la
puerta un mensajero amistoso, nos vamos por nuestro
lado. Demasiadas oraciones son como los golpes desenfrenados
que dan los niños en las puertas y luego cuando

se abre la puerta, el niño ya se ha ido. Oh, por gracia
permanezca cara a cara con el ángel de Dios, v nunca,
nunca, nunca, suelte el agarre; sintiendo que la causa
que abogamos es una en la cual debemos tener éxito
puesto que almas dependen de ello, la gloria de Dios
está conectada a ello, la condición de nuestro prójimo
está en peligro. Si pudiéramos entregar en oración nuestra
propia vida y las de aquellos que más queremos, lo
haríamos; sin embargo no podemos entregar las almas
de los hombres, debemos instar y rogar una y otra vez
hasta obtener la respuesta'.
Cuando Pablo nos manda a orar sin cesar, él simplemente
está respaldando el principio que Jesús enseñó en Lucas 11 y 18
de que la oración debe ser incesante. :\lo se nos escucha por las
muchas palabras que usamos, sino por el gemir de nuestros
corazones. El hombre que fue donde su amigo para pedirle pan
no recitó una petición preestablecida, él rogó por lo que necesitaba.
Lo mismo es cierto acerca de la viuda, ella clamó por
protección al que tenía el poder para contestar su pedido. La
oración persistente y continua que sale de lo más profundo de
su ser es lo que mueve el corazón de nuestro compasivo y amoroso
Dios.
PODER
El pensamiento más importante y penetrante que Pablo nos
da acerca de la oración es que debe ser "en el Espíritu" (Etc.
6:18; cf. [ud. 20). Esta calificación no tiene nada que ver con
hablar en lenguas ni con ninguna otra actividad de éxtasis o
sobrenatural. Orar en el Espíritu es orar en el nombre de Cristo,
esto es, orar de acuerdo a su naturaleza y voluntad. Orar en el
Espíritu es orar en completo acuerdo con el Espíritu, quien
"nos ayuda en nuestras debílidades; porque cómo debiéramos
orar, no lo sabemos; pero el Espíritu mismo intercede con gemidos
indecibles [palabras verdaderas que no son pronunciadas,
no expresiones pronunciadas que no son palabras]. Y el que
escudriña los corazones sabe cuál es el intento del Espíritu,
porque él intercede por los santos conforme a la voluntad de

Dios" (Rorn. 8:26,27). Zacarías 12:10 llama al Espíritu Santo
el "espíritu de gracia v súplica". Así como debemos orar
continuamente, sepa que el Espíritu Santo ora continuamente
por nosotros. Cuando oramos en el Espíritu, alineamos nuestra
mente v deseos con su mente y deseos, los cuales concuerdan
con la voluntad del Padre v del Hijo.
.Córno hacernos que nuestras oraciones estén de acuerdo
con el Espíritu) Caminando en la llenura del Espíritu. A medida
que su vida se llene con el Espíritu (Efe. 5: 18) Y camine en
obediencia a él, él gobernará sus pensamientos para que sus oraciones
estén en armonía con las de él. A medida que se somete
al Espíritu Santo, obedece su Palabra y depende de su guía y
fortaleza, usted será atraído' a tener una comunión cercana y
profunda con el Padre y el Hijo,
Nuestra vida debe reflejar un compromiso continuo al
ejercicio constante de la oración, Todo lo que aprendemos de
Dios debe conducirnos a su presencia. Haga que eso sea su
meta a medida que le presenta cada aspecto de su vida en
oración.

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