miércoles, 28 de agosto de 2013

1ra. PARTE 
CARTA DE PAPA  A LOS MUCHACHOS
Gabriel  Y  Natán Pearl,
No puedo imaginar la clase de mundo que pueda traer el día de mañana, pero a menos que sea el Milenio del que habla la Biblia, será aún más hostil para la familia. Si el Señor tarda en venir lo suficiente como para que ustedes se casen y empiecen a criar hijos, su papá tiene unas cuantas palabras de consejo.

Primero, sepan que la mujer con la que se casen será para toda la vida madre de sus hijos. Todo lo que ella sea, por las experiencias pasadas acumuladas, estará presente en la madre de sus hijos. Ninguna decisión afectará el futuro de sus hijos más importantemente que la elección de su compañera para toda la vida. La relación entre un hombre y su esposa afecta más a los hijos que ningún otro factor. Una pareja pudiera expresar sus diferencias únicamente en privado, pero jamás podrán ocultarles a sus hijos los efectos. Recuerden, su familia no podrá ser mejor que lo que es la relación que tengan con su esposa-la madre de ellos.
No dejen de cultivar su relación con su esposa. Satisfagan las necesidades de ella. Háganla feliz. La condición mental de ella será el 50% del ejemplo de los hijos, y el 100% cuando ustedes estén ausentes. Si ustedes aman y cuidáis a su esposa, los hijos la amarán y la cuidarán también. Si ustedes están dispuestos a servirle a ella, el ejemplo se reflejará en la experiencia de ellos.

Cuando busquen una esposa y madre para sus hijos, el primer requisito es que ame al Señor y sea discípula de Él. Ninguna otra cosa será capaz de sostenerla hasta el final. Necesitará saber orar. Una muchacha que ve a Cristo con ligereza hará lo mismo con su familia. Un hombre y su esposa son "coherederos de la gracia de la vida (I Pedro 3:7). " Se necesitan dos, en un yugo igual, para tirar la carreta familiar felizmente a su destino a través de los hostiles desiertos de esta vida.
El segundo elemento que hay que buscar en una futura esposa es alega.
Ahora, algunos pasarían por alto esta cualidad totalmente; pero no puedo recalcar demasiado el valor práctico de esta cualidad. La muchacha que es irritable y descontenta antes del matrimonio NO CAMBIARÁ repentinamente después. Todos pasamos por pruebas y adversidades. La muchacha feliz y alegre ha aprendido a manejarlas sin dejar de disfrutar la
vida. No hay hombre que pueda hacer feliz a la mujer descontenta. La mujer que no encuentra el gozo que mana de una fuente interior, no la encontrará en las dificultades y pruebas del matrimonio y la maternidad.
El cortejo es un jardín en primavera-todo parece prometedor; pero el matrimonio es un jardín en agosto, cuando empieza a dejarse ver la calidad del suelo y de la semilla, el cuidado que se ha puesto para prevenir las plagas, el añublo y las malas hierbas. El fruto del vientre se puede arruinar antes de que germine. Elijan con cuidado y oración a su esposa y la madre de sus hijos. Una muchacha sentida que llora para manipularte será un grillete después del matrimonio. La alegría se deja ver mejor cuando las
cosas no salen exactamente como ella quisiera.
La siguiente cualidad que hay que buscar es gratitud . Cuando una muchacha no es agradecida con su familia o sus circunstancias, un cambio de ambiente y relaciones no la va a volver agradecida. La gratitud no es una respuesta al ambiente en el que uno se encuentra, sino una expresión del corazón. Eviten a la muchacha de humor cambiadizo, malagradecida y descontenta. Si no está llena del gozo de vivir antes del matrimonio, seguramente no lo estará después. Una joven que tenía menos de un mes de casada le dijo a Deb: "Jamás he sido una persona sentida, a la que se le ofende fácilmente. Pero, desde que me casé, parece que cargo con un resentimiento constante. Supongo que es porque me importan las cosas más que antes." Deb le dijo: "No, no es que las cosas te importen más; sólo es que sientes que tienes más derechos y por eso esperas más." Lo que hay que recordar es que la personalidad y el temperamento no mejoran después del matrimonio. Cuando se elimina el freno social, la libertad que procede de
una unión segura y permanente permite que uno exprese sus verdaderos sentimientos.
Hijos, tomen nota de la actitud de una muchacha hacia su padre. No importa qué clase de canalla pueda ser él, si ella es rebelde con él, será doblemente rebelde con ustedes. Si se expresa irrespetuosamente de su padre o con él, lo mismo hará con ustedes.
Otra cosa que hay que buscar es que sea una trabajadora diligente v creativa . No se casen con una muchacha floja y perezosa. La belleza envejece muy rápidamente cuando está guardada en la cama, enmarcada en el desarreglo y las quejumbres. Eviten a toda costa a la muchacha perezosa. Si espera que la atiendan, que se case con un mesero. Suficiente trabajo tendrán
criando hijos sin tener que criar también a la esposa.
Jamás se casen con una muchacha que no esté convencida de que está consiguiendo al mejor marido del mundo cuando te consiga a ti. La muchacha que se embarca en el matrimonio pensando que le podía haber ido mejor, jamás estará satisfecha por estarse preguntando cómo hubieran sido las cosas si . . . .
Eviten a la muchacha que está enamorada de su propia hermosura.
Mejor sería casarse con una muchacha de apariencia sencilla que se contente con amar y ser amada que con una que se va a pasar la vida tratando de preservar su belleza. La vida es demasiado grande y abundante como para desperdiciarla esperando a una mujer desilusionada que está mirando el espejo y lamentándose.
Eviten como si fuera una plaga a la muchacha que persigue su propia carrera fuera del hogar. La esposa debe ser "ayuda idónea" para ustedes.
El último requisito es amor por los niños . La muchacha que no quiere tener en su vida el estorbo de los niños, está sufriendo de un profundo dolor y va por el camino a la infelicidad. Algún día, si el Señor lo permite, tendrán sus propios hijos.
Ahora quiero hablarles de lo que significa ser un buen padre.
Mientras todavía están jóvenes y solteros, sin hijos, hagan lo que hacen todas las criaturas del Señor: preparar el nido para cuando lleguen. NO ACEPTEN UNA ACTIVIDAD VOCACIONAL QUE LES IMPIDA SER UN BUEN PADRE. Escojan su oficio de tal manera que aporte al máximo al desempeño de su papel como padres. El padre que se deja absorber por el éxito en los negocios será un pésimo padre. Si ganaran todo el mundo y perdieran el alma de su hijo, ¿de qué les aprovecha? Algunos adictos al trabajo dicen que lo están haciendo por sus hijos-para proporcionar seguridad, una buena educación, etc. ¿A qué se debe que los hijos de padres que trabajan duro y siempre están ausentes nunca aprecian ese sacrificio, y hasta muestran desprecio por el éxito de su padre? La razón es que a los hijos no se les engaña. Ellos entienden que la ausencia de su padre se debe a una falta de interés. Ellos consideran que su profesión tiene una motivación egoísta. Perciben que su padre deriva más satisfacción de su empleo que de la presencia de ellos. Sea cierto esto o no, el resultado es el mismo. El éxito profesional siempre pasa. Tus hijos serán eternos. La educación que necesitará tu hijo no se puede comprar en la universidad. Se adquiere por las largas horas que el padre invierte haciendo cosas con sus hijos.
El concepto de "tiempo de calidad" en oposición a la "cantidad" es un sedante para las conciencias de padres modernos absortos en sus intereses mundanos. Una hora programada de atención de tipo "clínico" convierte tu "tiempo de calidad" en poco menos que una cita de negocios-una sesión de terapia. Es irreal y pretencioso. La atención hipócrita a asuntos sin trascendencia abarata el compañerismo. El mejor tiempo que podrían pasar juntos es aquel que se invierte en las luchas reales para lograr metas en común. El niño desarrollará autoestima, no por ser el centro de la atención en conversaciones vacías, sino por la conquista de una necesidad en el mundo real-poner un buzón de correo, un tendedero, podar el pasto, partir leña, lavar ventanas, construir una casa para el perro, acompañar a papá a su trabajo para ser un ayudante de verdad.
¿Recuerdan cuando Don Madill venía a trabajar en nuestra carpintería acompañado por su hijito de dos o tres años que limpiaba el aserrín o martillaba un clavo? En esa relación padre-hijo no había pretensión ni prisa. Actualmente sus hijos son todos unos hombrecitos, seguros respecto a su papel en la vida.

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