jueves, 28 de marzo de 2013

El Cristo Siempre Triunfante


El Cristo Siempre Triunfante


El Cristo Siempre Triunfante

Rev. LuisM. Ortiz
“Anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz,y despojando a los principados y a las  potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo”.Colosenses 2:14-16.

Hay un librito intitulado “Tres día y noches en el corazón de la tierra”, que presenta a Cristo en la cruz como un fracasado, uno destruido espiritualmente, que no consumó su obra redentora en la cruz, que Satanás se apoderó y llevó el espíritu de Cristo al infierno, que en la cruz no hubo victoria, que la cruz fue lugar de derrota, que en la cruz Dios no era el Padre de Jesús.
Pero la Biblia enseña todo lo contrario, es decir, que en la cruz del calvario el Señor conquistó una gran victoria, pues anuló el acta de los decretos que había contra nosotros, quitándola de en medio las clavó en la cruz; esto es, todas las demandas de la ley mosaica con sus días de fiesta, luna nueva, circuncisión, sábado, etc.; y también despojó, derrotó a los principados y a las potestades, a Satanás, y a todas las fuerzas infernales y los exhibió públicamente como un trofeo, triunfando sobre ellos en la cruz (Colosenses 2:14-16).
El escritor de la epístola a los Hebreos exalta la victoria de Cristo por medio de su muerte en la cruz y dice:“Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, Él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre”(Hebreos 2:14, 15).
Fue precisamente la muerte de Cristo en la cruz del calvario la gran victoria que destruyó a Satanás, desarticuló su imperio de la muerte y nos libró de su tiranía; de hecho, todo en Cristo habla de triunfo.
La concepción milagrosa en el vientre de una virgen fue un triunfo. El anuncio angelical de su nacimiento fue un triunfo.La profecía cumplida la de su nacimiento de una virgen fue un triunfo. Su bautismo en agua y el testimonio audible del Padre y visible del Espíritu Santo fue un triunfo. Su vida impecable inmaculada fue un triunfo. Su ministerio terrenal milagroso y todopoderoso fue un triunfo. Su encuentro con Satanás en la tentación en el desierto fue un triunfo.
Él triunfó plenamente sobre la naturaleza, transformó el agua en vino, calmó la tempestad, anduvo sobre las aguas, alimentó las multitudes, triunfó plenamente sobre la enfermedad, pues sanó toda clase de enfermedad y realizó toda clase de milagros; triunfó completamente sobre los demonios, pues a la orden de su voz los demonios despavoridos salían de sus víctimas. Triunfó rotundamente sobre la muerte, pues resucitó varios muertos, y el mismo resucitó de entre los muertos.
Su muerte en la cruz fue un gran triunfo, pues destruyó por la muerte al que tenía el imperio de la muerte; su resurrección dejando la tumba vacía fue un prometedor triunfo, pues nosotros también resucitaremos; su ascensión al cielo y retorno al Padre fue un glorioso triunfo; el envío del Espíritu Santo el día de Pentecostés fue un poderoso triunfo; Su vigencia en el mundo es un actual triunfo, el levantamiento de la Iglesia a encontrarse con Él en las nubes será otro extraordinario triunfo. su segunda venida a éste mundo en forma visible, literal y personal será un espectacular triunfo, que todo ojo le verá. El establecerá su reino milenial aquí en la tierra lo cual será un triunfo global, luego hará cielo nuevo y tierra nueva lo cual será un triunfo universal.
Todos estos triunfos de nuestro Señor Jesucristo es algo maravilloso y muy importante para nosotros sus seguidores, pues los triunfos de Cristo son nuestros triunfos.Todo lo que Él hizo lo hizo en favor nuestro.
En Romanos 8:28, leemos:“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.”
“¿Qué, pues, diremos a esto?Si Dios es por nosotros, ¿quién contra  nosotros?El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con Él todas las cosas? ¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?”(Romanos 8:31-35).
“Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores (más que triunfantes) por medio de aquel que nos amó.Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida,ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo porvenir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”(Romanos 8:37-39).
El Cristo siempre triunfante hace a su verdadero seguidor un cristiano siempre triunfante; por esto, por el apóstol Pablo podemos exclamar:“Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús”(2 Corintios 2:14).
Hoy día, hay mucha gente, y aún muchos creyentes que están muy asustados, y hasta alarmados por la anunciada alienación de los planetas del sistema solar y sus consecuentes desastres en este año de 1982. Pero lo cierto es que el verdadero cristiano no tiene porqué asustarse ni alarmarse, pues el Dios a quien nosotros servimos, es el Dios creador todopoderoso en cuyas manos sempiternas están todas las cosas, incluso el sistema solar y nuestra tierra, y además, Dios siempre a cuidado a su Pueblo y le ha dado la victoria.Con razón el salmista dijo:“Dios es nuestro amparo y nuestra fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza… Jehová de los ejércitos está con nosotros; nuestro refugio es el Dios de Jacob… Estad quietos, y conoced que yo soy Dios”(Salmo 46:1-3, 7, 10).
Inspirados y confiados en las infalibles promesas de Dios, nosotros podemos decir que aunque el globo de la tierra se hendiese de polo a polo, nosotros estamos seguros en el cuidado de Dios para con nosotros; y por lo mismo, siempre estaremos y seguiremos triunfantes en Él. Amén.
Además, para estos días malos y peligrosos del fin de esta dispensación, Dios ha dado promesas especiales de protección a la Iglesia de Jesucristo, compuesta por aquellos que realmente han nacido de nuevo y viven vidas de santidad. El Señor nos dice en Apocalipsis 3:10, como sigue: “Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que de ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra” Tiene razón el inconverso de estar preocupado, perplejo y alarmado; como también el creyente tibio, descuidado, mundano y descarriado, e igualmente todos aquellos que se olvidan de Dios.Pero tiempo tienen de arreglar su vida con Dios, arreglar sus vidas con Dios, refugiarse en Cristo, y así escapar de los juicios y los desastres que vendrán muy pronto a este mundo, pero lo mejor de todo esto, que también escaparán de la tiranía del diablo en esta vida y de la prisión eterna del lago de fuego ardiendo con azufre junto al diablo y los demonios por toda la eternidad.
Amigo, ¿deseas orientación positiva en medio de la confusión reinante?, ¿refugio seguro en medio de toda clase de peligro?, ¿deseas paz en medio de un mundo convulsionado?, ¿seguridad en medio de las peores contingencias?, ¿deseas protección infalible en medio de los juicios y desastres que se avecinan?, ¿triunfo asegurado en medio de todo combate?, ¿deseas salvación eterna y morada para siempre en la presencia de Dios?
Entonces, acepta y recibe al Cristo siempre triunfante, al Cristo salvador y redentor en tu corazón y vida.Pídele perdón por todos tus pecados. Levanta tu mano delante del Señor, y arrepiéntete de todos tus pecados.
Hermano, sino estás preparado en tu vida espiritual mejor es que arregles tu vida para que puedas confiar en Él.

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