viernes, 2 de marzo de 2012


La hora de oración
¡Señor qué gran cambio producirá en nosotros el pasar una hora en tu presencia!
¡Qué cargas tan pesadas nos quitará del pecho! ¡Qué refrigerio, cual lluvia en verano!
Nos arrodillamos y alrededor todo baja;
Y nosotros subimos, y todo, cerca y lejos,
se destaca en el nítido horizonte;
¡Débiles al caer de rodillas; fuertes al levantarnos!
¿Por qué, pues, caminamos con los hombros caídos abrumados de cuitas y problemas cuando sería fácil obtener el remedio?
¿Por qué hemos de ser débiles o fríos, angustiados, ansiosos, cuando orando tendremos paz en Ti, gozo, fuerza y valor?

No hay comentarios:

Publicar un comentario