ADOPCIÓN
Para los que conocen el dolor
y la soledad de la orfandad
espiritual y emocional, la
invitación de ser hijos amados de un
Padre celestial fiel promete
satisfacer su hambre más profunda
y feroz. Pero están a su
alcance esa perfecta relación?
¿Cómo puede un huérfano
encontrar lo que él anhela?
Los huérfanos necesitan que
los adopten. Dios hizo provisión
para hacerlo, y la Biblia
habla de la salvación como el acto de ser
adoptado en la familia de
Dios. Pablo dice:
"Habiéndonos predestinado
para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de
su voluntad" (Efesios 1:5, cursivas añadidas). Aunque las Escrituras
emplean pocas veces la palabra adopción, ésta tiene un contenido teológico
profundo.
Pues no habéis recibido el
espíritu de esclavitud para
estar otra vez en temor, sino
que habéis recibido el
espíritu de adopción, por el
cual clamamos: iAbba, Pa-
dre!
Romanos 8:15
Dios envió a su Hijo . . .
para que redimiese a los que
estaban bajo la ley, a fin de
que recibiésemos la adopción
de hijos. Y por cuanto sois
hijos, Dios envió a vuestros
corazones el Espíritu de su
Hijo, el cual clama iAbba,
Padre!
Galatas 4:4-6
Ambos pasajes hablan de
recibir adopción en la familia de
Dios y relacionan la adopción
con el cariño personal de Dios al
llamarlo "Abba,
Padre". La palabra griega para adopción
(empleada en los dos pasajes)
realmente tiene la palabra "hijo"
como prefijo. La palabra
adopción significa llegar a ser un hijo,
parte de la familia, heredar
una herencia.
Abba, Padre 47
La adopción es un concepto
especial porque muestra la
elección deliberada que hace
el Padre. J. I. Packer escribe:
La adopción es un concepto
relacionado con la familia,
concebido en términos de
amor, y que ve a Dios como
padre. En la adopción Dios
nos recibe en su familia y a su
comunión, y nos coloca en la
posición de hijos y herederos
suyos. La intimidad, el
afecto, y la generosidad forman la
base de dicha relación. Estar
en la debida relación con el .
Dios juez es algo de veras
grande, pero es mucho más
grande sentirse amado y
cuidado por Dios padre.
Nos ayuda ver la riqueza de
las metáforas sobre la familia
que Pablo usa en sus
epístolas. El uso de Pablo de términos
como adopción, herencia, y
herederos pudiera no atraernos
demasiado. Estas son más que
palabras con un significado
sentimental de
"familia"; en los días de Pablo las palabras
tenían significado legal. Las
usó para realzar el significado
técnico y teológico de
nuestra condición de hijos de Dios.
Pablo era un ciudadano romano
y conocía el vasto sistema
legal. Usó términos como
adopción, herencia, y herederos en
sus epístolas con alusiones
romanas porque sus lectores
estarían más familiarizados
con la ley romana.
El padre en una casa (o
familia) romana era la cabeza y
centro de la familia, y su
poder "lo llenaba todo".7 No había una
"mayoría de edad"
cuando el "hijo" obtuviera su independencia
como un derecho. Era muy
posible para un hombre maduro y
hasta viejo ser todavía por
ley el niño de su padre y estar sujeto
a su autoridad.
La intención no era
restrictiva o negativa, sino que servía de
conexión significativa entre
hijos y su padre. De manera que
cuando Pablo dice a los
efesios que ellos son "miembros de la
familia de Dios" (2:19),
no es sólo una expresión bonita.
El profesor Francis Lyall, en
su amplio estudio de metáforas
legales Slaues, Citizens,
Sons (Esclavos, ciudadanos, hijos),
dice que las leyes de la
adopción romana eran mucho más
amplias y orientadas a
establecer la relación que las leyes
griegas de adopción o los
conceptos hebreos de adopción (que
eran casi desconocidos).48 El
padre que nunca conocí
Hay dos procedimientos
diferentes de adopción (adrogatio y
adoptio) que instalaban a una
persona en una nueva familia y
lo hacíamiembro en casi todo
respecto. Uno de ellos (adrogatio)
hacía a una persona miembro
de una familia cancelando todas
sus deudas y obligaciones
pero sin ponerlo bajo la autoridad
legal de otra persona. La
segunda forma de adopción (adoptio)
era más inclusiva y ponía al
adoptado bajo "el poder y autoridad
legal de otro".9 Esta
última forma está más ligada al uso que
Pablo dio a la metáfora de la
adopción. .
Esta segunda forma de
adopción romana constaba de un
procedimiento en dos etapas.
Bajo la ley romana la primera
etapa implicaba la
destrucción del poder paternal del padre
anterior. La segunda etapa
trataba de la relación con un nuevo
padre y el establecimiento de
su poder paternal. Con este
trasfondo podemos ver por qué
Pablo usaría la adopción para
comunicar conceptos
teológicos.
Era más que llegar a ser sólo
un hijo adoptivo. Producía un
cambio en los padres
naturales y en los padres nuevos de una
persona, y en su propia
condición de hijo o hija. Espiritualmente
somos adoptados por Dios, y
no somos más hijos de tinieblas
sino hijos de un Padre
celestial. No somos simplemente hijos
adoptivos que no alcanzan a
formar parte real de una familia,
sino que somos adoptados
hijos con participación legal en una
nueva familia.
La profunda verdad de la adopción
romana es que el adoptado era sacado de su estado previo y puesto en una
relación
nueva de hijo con su nuevo
padre. Se cancelaban todas sus
antiguas deudas, y en efecto el
adoptado comenzaba una vida
nueva como parte de una
familia nueva. De allí en adelante el
padre (o paterfamilias) tenía
el mismo control sobre su nuevo
"hijo" como sobre
sus hijos naturales. Era dueño de toda la
propiedad y adquisiciones del
adoptado, controlaba todas sus
relaciones personales', y
tenía derechos de disciplina. Por otro
lado, el padre era
responsable de las acciones del adoptado, y
cada uno debía al otro derechos
recíprocos de apoyo y mantenimiento.
Otros dos términos legales
aparecen en las epístolas
" "de romanas de Pablo:
heredero y herencia. En las Escrituras,
herencia en su sentido más
amplio "comprende la totalidad de
la bondad de Dios para con el
hombre".l1 Según la mayoría de
las leyes una persona no es
heredera hasta que muere su
progenitor, pero según la ley
romana "nacimiento, no muerte,
constituye el derecho de
herencia".12 En la ley romana había
una "continuidad de
personalidad entre heredero y
progenitor".
Gayo, jurisconsulto romano,
escribió que los hijos: "Aún en
vida de sus padres son
considerados dueños de cierta
manera".14 Cuando Pablo
dice que somos "herederos; herederos
de Dios y coherederos con
Cristo" (Romanos 8:17), quiere que
sepamos que ahora somos
propietarios con Dios y Cristo de toda
la herencia divina. Ser herederos
de Dios no significa que
debamos esperar un día en el
futuro cuando alguien muera;
somos propietarios ahora, y
hay una "continuidad de personalidad", una conexión entre el creyente
y Dios el Padre.
En "adopción" Dios
se extiende al hombre necesitado: que ha
quedado huérfano y sin
padres, sin la conexión vital de la
familia. La adopción toca
nuestro corazón, porque qué niño
huérfano no quisiera ser
adoptado por un padre amoroso que
lo acepte? Una vez más Packer
escribe:
Dios hará lo inimaginable
para lograr que sus hijos
perciban el amor que Él
siente por ellos, y que tomen
conciencia de su privilegio y
de la seguridad de la que
pueden disfrutar como
miembros de su familia. Los
hijos adoptivos necesitan
sentirse seguros de que son
aceptados, y el padre
perfecto hará que así se sientan.
Sin embargo, como se implica
en esos versículos, la adopción
tiene que ser
"recibida". Todos los hombres y las mujeres son
huérfanos en cuanto a Dios
hasta que reciban el don de la
salvación que se ofrece en
Cristo, el Hijo amado de Dios que
murió en la cruz para
reconciliar al mundo pecador con un
Padre Santo.
Ese compromiso paternal
sobrenatural trasciende hasta los
vínculos de lealtad de
nuestros padres terrenales. Como
escribiera David en los
Salmos: "Aunque mi padre y mi madre me
dejaran, con todo, Jehová me
recogerá" (Salmo 27:10).50