LA GRAN APOSTASIA
Por David Wilkerson.
Apostasía es apartarse, o una caída de lo que alguna
vez se creyó, y de lo que voy a hablar es de la gran apostasía.
“Pero respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo,
y nuestra reunión con él…
“Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá
sin que antes venga la apostasía (caída), y se manifieste
el hombre de pecado, el hijo de perdición” (II Tes. 2:1-3).
Antes de que el anticristo sea revelado ya estará funcionando
el ministerio de la impiedad, el
que va a venir aparecerá después de una tremenda actividad
de apostasía. Satanás y todos los poderes de las tinieblas
estarán preparando el escenario para destruir la fe de muchos,
y debido al desenfreno en el pecado el amor de mucha gente de Dios
se enfriará y habrá por todas partes creyentes fracasados.
¡La mayor preocupación de Dios no es
donde están cayendo los cristianos, sino de donde están
cayendo! Hay multitud de cristianos, incluyendo pastores, diáconos
y ministros de todas clases, ¡qué están perdiendo
la fe y la confianza en el poder del nombre de Jesús! Están
cayendo de esa fe como de niño, que cree que la solución
a todos los problemas es sólo Él. Se están volviendo
a métodos psicológicos, experiencias humanas, y a filosofías
y doctrinas de hombres.
Todos los profetas previeron esta gran apostasía. A Isaías
Dios le dio un mensaje que se refiere especialmente a nuestros días.
Habla de los últimos tiempos cuando el pueblo se “volvería
a Egipto”, para que les ayudara y rechazarían a Dios
como su única fuente de provisión.
Dios le dijo a Isaías: “Ve, pues, ahora, y escribe esta
visión en una tabla delante de ellos… para que quede
hasta el día postrero, eternamente y para siempre” (Is.
30:8). La traducción literal es: “Para que sea para las
generaciones futuras para los últimos días”. El
capítulo treinta de Isaías es el mensaje para la iglesia
de los últimos tiempos. ¡Y es cierto y es exacto!
EL MENSAJE PRINCIPIA CON LA REVELACIÓN DEL DOLOR DE
DIOS POR CAUSA DE LA APOSTASÍA
“¡Ay de los hijos rebeldes que se apartan,
dice Jehová, para tomar consejo y no de mi; para cobijarse
con cubierta y no de mi Espíritu, añadiendo pecado a
pecado! Que se apartan para descender a Egipto, y no han preguntado
de mi boca; para fortalecerse con la fuerza de Faraón, y poner
su esperanza en la sombra de Egipto” (Is. 30:1-2).***
¿Por qué les llama Dios hijos rebeldes? ¡Porque
han cometido el pecado más grande, causándole a Dios
la mayor pena! Aquí se introdujo un pecado peor que el adulterio,
la fornicación, el robo, la mentira u odiar al hermano. ¡Es
esencialmente el pecado de REBELION Y APOSTASIA! Dios le llama PECADO
COMPUESTO, de añadir pecado a pecado.
Es una bofetada en el rostro de Dios. Es la consumación
del pecado más declarado que pueda hacer un hijo de Dios, PREFERIR
IR A EGIPTO ANTES QUE CONSULTAR AL SEÑOR. Esto se les decía
a los líderes de Israel en el reinado de Ezequías, pero
es también para la iglesia de los últimos días.
Las drogas, el alcoholismo, el adulterio, el juego, la homosexualidad,
la fornicación, la pornografía, estos malos actos son
pecados contra la carne, contra la sociedad y contra las leyes y mandamientos
de Dios, pero este pecado es en contra de Dios mismo. ¡Es una indignidad en contra de un Dios santo!
“Ay de los que descienden a Egipto por ayuda, y confían
en caballos, ¡y su esperanza ponen en carros, porque son muchos,
y en jinetes, porque son valientes; y no miran al Santo de Israel,
ni buscan a Jehová!” (Is. 31:1)
¡Todo esto tiene que ver con como nos libramos
del enemigo! ¿Cómo liberamos al pueblo de Dios de enemigos
enfurecidos? Los asirios representan a un enemigo exitoso; representan
la impetuosa manera de maldad que parece tener tanto éxito
hoy. ¿Cómo van los pastores y ancianos, los líderes
de Dios, a enfrentar a este formidable enemigo que está a la
puerta?
El enemigo ha barrido con todo lo que se ha encontrado delante de
él y parece imparable.
A Israel le entró el pánico. En vez de voltear al Señor
con confianza, pusieron sus ojos en el enemigo. Tomaron el asunto
en sus manos y enviaron embajadores a Egipto.
Isaías nos hace una vívida descripción del vacío
y de la angustia que iba enfrente de ellos en su viaje a Egipto: “…por
tierra de tribulación y angustia, de donde salen la leona y
el león, la víbora y la serpiente que vuela” (Is.
30:6). Ellos no encontraron nada más que vacío y vanidad.
“Por tanto la llamó Rahab quien ha sido
exterminada” (Is. 30:7). Aquí Rahab en hebreo quiere
decir: “He llamado a Egipto, BOCON, que se sienta tranquilo”.
Otros lo interpretan como “Gente fanfarrona que es holgazana”
(Keil Delitzsch).
La escena es terrible, aquí tenemos al pueblo de Dios regresando
por el mismo desierto del que habían sido libertados, volviendo
por ayuda a un sistema del mundo, presumido y fanfarrón que
no se podía mover. Estaban dispuestos a soportar una vez más
el vacío, el dolor y la angustía en un desierto, buscando
que el mundo los ayudara.
Miren a la iglesia de hoy, miren a sus ejércitos
de expertos, entrenados, a sus pastores y trabajadores. ¿Hacia
dónde se dirigen la mayoría de ellos? ¡De regreso
a Egipto, a la gran boca de Egipto! Se están desviando del
Hombre de Galilea, del oprobio de la cruz, del poder de la oración,
de la fe y de la palabra de Dios.
“Porque este es pueblo rebelde… que no quisieron oir la
voz de Jehová” (Is. 30:9).
¡Moisés profetizó que esto ocurriría en
los últimos días! Él predijo acerca de la gran
apostasía del pueblo de Dios.
“Tomad este libro de la ley, y ponedlo al lado del arca del
pacto de Jehová vuestro Dios, y esté allí por
testigo contra ti.
“Porque yo conozco tu rebelión y tu dura cerviz; he aquí
que aún viviendo yo con vosotros hoy, sois rebeldes a Jehová;
¿cuánto más después que yo haya muerto?
“Porque yo sé que después de mi muerte, ciertamente
os corromperéis y os apartaréis del camino que os he
mandado; y que os ha de venir mal en los postreros días, por
haber hecho mal ante los ojos de Jehová, enojándole
con la obra de vuestras manos” (Deut. 31:26, 27, 29).
Moisés profetizó: “Porque yo les introduciré
en la tierra que juré a sus padres, la cual fluye leche y miel;
y comerán y se saciarán y engordarán y se volverán
a dioses ajenos y les servirán y me enojarán e invalidarán
mi pacto” (Deut. 31:20).
¿Qué significa desdeñar al Señor
y regresar a Egipto? ¿Qué interpretación tiene
esto en los últimos días?
Dios está diciendo: “Cuando fuiste llamado al principio
yo te toqué y te libré de tus enemigos, yo era todo
lo que tú deseabas, yo era tu gozo y tu satisfacción,
no te habías consumido y tenías un corazón que
me anhelaba.
“Ahora tienes libros expertos y de “como hacer”,
tienes seminarios, sesiones de entrenamiento, más expertos
y más consejo, mucho del cual incorpora las enseñanzas
de este mundo. ¡Estás aprendiendo como hacer las cosas
mejor, pero a mí me conoces menos! Haces las cosas en mi nombre
y estás muy ocupado, muy comprometido y trabajas mucho, pero
te quedas sintiendo preocupación, cansancio y vacío,
porque estás en el CAMINO DE EGIPTO. Estás encauzado
en la dirección equivocada”.
Nuestras iglesias ya no tienen el poder de Dios para
atraer a la gente. Ahora bajan a Egipto por su música, sus
danzas y sus entretenimientos, esperando atraer una multitud. ¡Qué
la iglesia crezca a cualquier precio! Fíjense en la mayoría
de los boletines de las iglesias, parecen más bien un calendario
teatral. La iglesia quiere montar los rápidos caballos de Egipto.
¡Es un hedor en la nariz de Dios!
Aun los ministerios de ayuda a la iglesia están cayendo en
apostasía. Trabajadores estacionados enfrente del ídolo
de la televisión, leyendo libros de psicología. Aunque
algunos tienen pasión por las almas todo esto se convierte
en algo mundano y en algo humano.
AL MENSAJE DE SANTIDAD, JUICIO Y ARREPENTIMIENTO SEGUIRÁ
UN RECHAZO
“Que dicen a los videntes: No veáis;
y a los profetas: No nos profeticéis lo recto, decidnos cosas
halagüeñas, profetizad mentiras” (Is. 30:10).
La iglesia apóstata no quiere saber nada de las visiones y
las profecías de hombres justos. Ellos no quieren que les molesten
en su mundo de éxito. Rechazan la corrección. Bajo la
bandera del amor todo se disculpa. ¡Van detrás del entretenimiento!
Van en rebaños por miles a conciertos, obras teatrales y reuniones
sociales. ¡Ridiculizan a los profetas y se burlan de los que
llaman: “predicadores del día del juicio”! Viven
ilusiones. Ellos no quieren a un predicador o un evangelista que les
hable la verdad cruda, o que saque la espada del Señor. Ellos
dicen: “Predícanos cosas suaves. ¡Bendícenos!
¡Haznos sentir bien!
Rechazan especialmente el mensaje de separación
y de santidad. Ellos dicen: “Dejad el camino, apartaos de la
senda, quitad de nuestra presencia al Santo de Israel” (Is.
30:11).
Nunca pensé que vería el día en que pastores
pentecostales me escribirían cartas, reprochándome y
diciéndome que estoy trayendo confusión y tristeza al
cuerpo de Cristo. ¿Por qué? ¡Por predicar la santidad, el juicio
y el arrepentimiento!
Jeremías fue enviado a profetizar en contra de judíos
apóstatas, gente del pueblo de Dios. Dios le advirtió:
“Pelearán contra ti… me dejaron a mi fuente de
agua viva, y cavaron para sí, cisternas… el temor de
mí no está en (ellos)” (Jer. 1:19; 2:13, 19).
¿Por qué la gente acoge el mensaje de prosperidad y
rechaza la corrección y los llamados al arrepentimiento, y
a la santidad? Es por sus estilos de vida. Las predicaciones de prosperidad
embonan muy bien en sus estilos de vida. No están dispuestos
a dar nada o a oír de cruces y pérdidas. Ellos están
por: comprar, adquirir, disfrutar y subir. Se rehúsan a poner
atención a las advertencias proféticas de que la fiesta
ya se va a acabar.
DE ESTA IGLESIA APOSTATA SE LEVANTARÁ
UN PUEBLO SANTO Y ARREPENTIDO, QUE ANHELARÁ IR DETRÁS
DEL SEÑOR
¡Nuestro Señor anhela tener un pueblo
aquí que sólo lo anhele a Él! Él se lamenta
por esta apostasía, pero su compasión va a levantar
un pueblo que se vuelva a El, que se arrepienta y que: ¡Su único
deseo sea sólo El!
“Por tanto, Jehová esperará para tener piedad
de vosotros, y por tanto será exaltado, teniendo de vosotros
misericordia. ¡Porque Jehová es Dios justo! Bienaventurados
todos los que confían en Él” (Is. 30:18).
Aquí Isaías se está refiriendo a un pueblo del
futuro. Está hablando de un pueblo que iba a formar a la Sión-Jerusalén
espiritual, que nunca se caería o derrumbaría. Iba a
ser gente santa, cuya principal característica serían
sus corazones anhelantes del Señor.
¿Cuál era la señal de la gente
apóstata? Ellos no anhelan al Señor; y confían
en Egipto, el mundo, la carne y lo mundano. ¡Esta es la triste
carencia de la iglesia de hoy! Hay muy poco de este profundo deseo
por Jesús, muy poco de estar encerrado con Él, deseándolo
a Él como la plenitud de vida. Tenemos una generación
que trabaja por Él, testifica, alimenta a los pobres, ayuda
a los desamparados y ministra a las necesidades humanas. ¡Pero
muy pocos que pasen sus días anhelándolo a Él!
Dios dijo: “Mi pueblo se ha olvidado de mi por innumerables
días” (Jer. 2:32).
Una iglesia apóstata simplemente tolera la
voz profética, la deja pasar con una sonrisa condescendiente.
Esto es peor que un rechazo abierto.
“Y vendrán a ti como viene el pueblo, y estarán
delante de ti como pueblo mío, y oirán tus palabras
y no las pondrán por obra; antes hacen halagos con sus bocas,
y el corazón de ellos, anda en pos de su avaricia” (Ez.
33:31).
Para muchos cristianos, aún para aquellos
que sinceramente se llamaban a ellos mismos “su pueblo”,
el llamarlos a que quiten de sus casas el ídolo de la televisión,
que apaguen el “rock and roll” y la música del
diablo, que tomen en serio un sometimiento total, es sólo un
mensaje de novela. Les afecta por el lado del entretenimiento, les
gusta oírlo y decir: amén; pero no los afecta. Siguen
las lujurias de sus corazones: ellos rehúsan permitirle al
Espíritu Santo que escudriñe en su hombre interior la
corrupción que se ha colado en sus vidas y en sus hogares.
De acuerdo con la profecía de Isaías,
¡La iglesia apóstata de los últimos días
rechazará totalmente el llamado al arrepentimiento!
“Porque así dijo Jehová el Señor, el Santo
de Israel: en descanso (el original en hebreo significa arrepentimiento
y conversión) y en reposo será vuestra fortaleza. Y
no quisisteis, sino que dijisteis: No” (Is. 30:15-16).
Ahora el mensaje de Dios para la iglesia es este: “Tu última
esperanza, la única fuerza que te ayuda, es volverte a mí
de todo tu corazón. ¡Arrepiéntete y confía
sólo en mí! ¡Regrésate de Egipto, del mundo!”.
Díganle esto a los predicadores de prosperidad, a los pastores
ocupados, a la multitud loca por el dinero. ¡Díganles
que su única salvación ahora es el arrepentimiento y
la santidad! No tienen tiempo ni para considerar la pregunta, mucho
menos para dar una buena respuesta. Isaías dice que rechazarán
el mensaje de arrepentimiento; rechazarán el pensamiento de
quietud y confianza.
¿Por qué? Porque están muy ocupados compitiendo
en rápidos y veloces caballos de carreras, huyendo, persiguiendo
sus propios sueños.
Isaías predice una repentina caída
de estos individuos y ministros que rechazan el mensaje de arrepentimiento.
“Por tanto, el Santo de Israel dice así: Porque desechasteis
esta palabra, y confiasteis en violencia y en iniquidad, y en ello
os habéis apoyado; por tanto, os será este pecado como
grieta que amenaza ruina, extendiéndose en una pared elevada,
cuya caída viene súbita y repentinamente.
“Y se quebrará como se quiebra un vaso de alfarero, que
sin misericordia lo hacen pedazos” (Is. 30:12-14).
Ya viene un repentino quebrantamiento de noche, la caída de
ministros, de iglesias, y estilos de vida, de aquellos que están
muy reposados en Sión. ¡Yo he visto lo que vio Isaías!
Viene una repentina calamidad económica tan inesperada que
el flujo de dinero separará los ministros centrados en el hombre,
irán a la bancarrota uno tras otro. Las iglesias apóstatas
cargadas con deudas caerán en bancarrota.
Los que predican exclusivamente de prosperidad serán los predicadores
más odiados en la tierra. Ya hemos recibido cartas de aquellos
que estaban en ese terreno, pero ahora están en profundos problemas
financieros, y estas personas heridas se están volviendo en
contra de sus maestros, gritando: “¡Me engañaste!
¿Por qué no funciona tu palabrería ahora?”
Los mismos maestros tendrán terror, considerando el colapso
nocturno.
¿Quién podrá creer esto? Ahora
millones de dólares fluyen libremente. Construyen, compran
y venden y emprenden sus sueños como si nunca se fuera a terminar.
¡Pero el día está cerca, un terrible derrumbe
viene pronto! ¡Sin misericordia! ¡Un quebrantamiento repentino!
¿Quién hubiera creído en el colapso en el mercado
del petróleo? ¿Quién hubiera creído que
nuestro transbordador explotaría?
Miles de pastores apóstatas y sus desvalidos rebaños
van a temblar de vergüenza y temor.
“Un millar huirá a la amenaza de uno; a la amenaza de
cinco huiréis vosotros todos, hasta que quedéis como
mástil en la cumbre de un monte, y como bandera sobre una colina”
(Is. 30:17).
Esto significa que el terror les sobrevendrá. Irán de
un lado a otro sin encontrar donde esconderse, sin descanso, sin confianza,
sin fuerza interior. ¡Aterrorizados! ¡Serán sólo
sombra de lo que fueron!
El dominio del egoísmo, del orgullo y la ambición
se están cayendo. No han hecho caso a las advertencias de Isaías,
y se han burlado de las mías. Pero ellos han sido advertidos.
Cuando esto suceda, y sucederá, ¿de qué servirá
entonces su mensaje? ¿Quién escuchará?
Sus sueños y sus ilusiones serán quitados y sus escenarios
de entretenimientos serán destruidos. Aun los incrédulos
dirán: “¿Cómo puede pasar esto? ¿Por
qué Dios les ha hecho esto?”
Estas advertencias no van a molestar a los cristianos que estén
escondidos en Dios. Las advertencias de Jesús fueron más
fuertes que las que acaba de leer.
Sin embargo, a los que confían en Él les dijo: “No
teman”. ¡Santos, sigan leyendo todo esto, tiene un lado
glorioso! Cuando por todos lados haya un derrumbe y llanto, la gente
de Dios no llorará, porque Él va a contestar sus oraciones.
“Ciertamente el pueblo morará en Sión, en Jerusalén;
nunca mas llorarás; el que tiene misericordia se apiadará
de ti; al oír la voz de tu clamor te responderá”
(Is. 30:19).
Habrá opresión de parte de Satanás,
del mundo, de las circunstancias, pero Dios se manifestará
en medio de su pueblo. Su presencia será para ellos preciosa.
“Bien que os dará el Señor pan de congoja y agua
de angustia, con todo tu Maestro nunca mas te será quitado,
sino que tus ojos verán a tu Maestro” (Is. 30:20).
Dios le va a dar revelación a este pueblo. ¡El los va
a guiar paso a paso! Entonces no va a haber hambre de la Palabra de
verdad, ni habrá necesidad de sermones en cintas, ni de lejanos
seminarios. El Señor ya tiene en su lugar una fuerza de predicadores
santos y arrepentidos que están esperando la hora en que los
cristianos estén listos para escuchar. Estos predicadores ya
no van a ser censurados, ni excluídos, se van a parar en la
brecha y van a proclamar la Palabra santa y pura del Señor
ante una nación que tiembla.
“Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra
que diga: Este es el camino; andad por él, y no echéis
a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda”
(Is. 30:21).
“Entonces profanarás la cubierta de tus esculturas de
plata y la vestidura de tus imágenes fundidas de oro; las apartarás
como trapo asqueroso. ¡Sal fuera!, les dirás” (Is.
30:22).
Ellos disfrutarán de su más grande ministerio cuando
todo a su alrededor sea temor, fracaso y ruinas.
“Entonces dará el Señor lluvia
a tu sementera, cuando siembres la tierra, y dará pan del fruto
de la tierra, y será abundante y pingüe; tus ganados en
aquel tiempo serán apacentados en espaciosas dehesas”
(Is. 30:23).
¡Alaben a Dios! Este remanente anhelante va a tener una cosecha
gloriosa en el día de ruina y calamidad. Ellos no van a estar
huyendo o escondiéndose. Ellos oyeron el sonido de la trompeta
y se prepararon. Se escondieron en Cristo y se asieron de la Roca.
En los últimos años, y ahora con más
intensidad, Dios ha estado y está preparando un pueblo que
Él va a llamar el día de la matanza. Ellos no van a
ser sacudidos cuando todo sea sacudido por Dios. Ellos van a tener
esa quietud y fortaleza, van a tener su confianza en Él.
¡Ellos no van a ser confundidos! ¡Ellos no se van a desanimar,
ni a ser lanzados fuera! ¡Sabrán que Dios los ha preparado
para esta hora! ¡Estarán bebiendo de los ríos
de agua viva! “Y sobre todo monte alto y sobre todo collado
elevado habrá ríos y corrientes de aguas en el día
de la gran matanza, cuando caerán las torres” (Is 30:25).
En el día que Dios eche abajo todas las fortalezas
en que confiaban los hombres y la iglesia apóstata, cuando
comience LA GRAN MATANZA de ministerios centrados en hombres, entonces,
¡su pueblo estará bebiendo de los manantiales de agua
sobrenatural!
Pero lo mejor de todo es que estos santos confundidos, pero creyentes
y anhelantes, se van a convertir en la revelación más
grande y brillante de Jesucristo a la humanidad.
“Y la luz de la luna será como la luz del sol, y la del
sol será siete veces mayor, como la luz de siete días,
el día que vendare Jehová la herida de su pueblo y curare
la llaga que el causó” (Is. 30:26).
Este cuerpo va a gozarse en una revelación de Jesucristo siete
veces más intensa que todas las revelaciones pasadas. Nos encontraremos
con Él como su novia vestida con su brillantez.
Si este mensaje te asusta o te molesta es mejor que escudriñes
tu corazón. Este no es un mensaje de condena o de tristeza
para los vencedores. ¡Aquellos que confían completamente
en el Señor se regocijarán, porque el día de
nuestra redención se acerca!
¡Yo soy uno de los predicadores más animados del mundo!
Casi no puedo contener mi gozo, porque Dios está a punto de
echar abajo y arrancar todo lo que es del mundo y de la carne.
¡Santos regocíjense conmigo! ¡Amén!
***Algunas de las citas son traducciones de la versión King
James Versión de la Biblia.