LAS ORACIONES APOSTÓLICAS:
BREVES Y ESPECIFICAS
Seguidamente, notemos la brevedad de las oraciones
apostólicas. Son oraciones cortas. No sólo algunas, ni la mayoría, sino la
totalidad de ellas son extremadamente breves, y la mayoría de ellas se
encuentran en no más de uno o dos versículos, y la más prolongada en sólo siete
versículos. Gran reproche es este contra las oraciones de muchos púlpitos
extensas, inertes y consadoras. Las oraciones locuaces suelen ser vanas. Vuelvo
a citar Martín Lutero esta vez sus comentarios sobre el Padrenuestro. dirigidos
a hombres sencillos del pueblo:
Cuando ores, que tus palabras sean pocas, pero tus
pensamientos y afectos, muchos; y sobre todo, que sean profundos. Cuanto menos
hables, mejor oras ... La oración externa y corporal es ese zumbido de labios,
ese balbuceo externo que sale sin pensar y que hiere el oído de los hombres.
Pero la oración en espíritu y en verdad es ese deseo interior, las intenciones,
los suspiros que provienen de las profundidades del corazón. La primera es la
oración de los hipócritas y de todos aquellos que confían en sí mismos; la
segunda es la oración de los hijos de Dios, de quienes andan en su temor.
Pongamos también atención en lo específicas que son.
Aunque extremadamente breves, las oraciones apostólicas eran muy explícitas.
No había en ellas vanas divagaciones ni meras generalizaciones, sino peticiones
específicas de cosas concretas. Cuánto error existe en este sentido. Cuántas
oraciones incoherentes y sin propósito hemos escuchado, tan carentes de
precisión y de unidad que, cuando llegaban al Amén final, difícilmente podíamos
recordar una sola cosa por la que se había dado gracias, o alguna petición que
se había hecho! La mente quedaba sólo con una impresión borrosa, y con la
sensación de que el suplicante se había ocupado más en predicar indirectamente
que en orar directamente. En cambio, si examinamos cualquiera de las oraciones
apostólicas, de inmediato se notará que sus oraciones son semejantes a las de
su Maestro en Mateo 6:9‑13 y Juan 17. Son oraciones constituidas de elementos
específicos de adoración, y peticiones agudamente definidas. No tienen frases
moralizantes ni pías, sino que exponen ante Dios ciertas necesidades, pidiendo
en forma sencilla que se suplan.
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