EL GRAN PASTOR
Lo expuesto arriba nos hará percibir mejor por qué el
apóstol Pablo designó a Cristo como “el gran Pastor". No sólo fue
anunciado por Abel, por los pastores patriarcales; no sólo fue tipificado por
David, sino que las predicciones mesiánicas lo retrataron como el pastor de
Jehová. Debemos notar que este título muestra sus dos naturalezas, la divina y
la humana, pues dice: “el pastor, . . . el hombre compañero mío, dice
Jehová”(Zac. 13:7). Como Thomas Goodwin (1600‑1680 d.C.) señaló hace algunos
siglos, este título también implica todos los oficios de Cristo: su oficio
profético, “como pastor apacentará su rebaño”(Is. 40: 11; cf. Sal 23:1,2); su
oficio sacerdotal, “el buen pastor da su vida por las ovejas”(Jn. 10: 11); su
oficio real, el mismo texto que lo anuncia como pastor sobre el pueblo de Dios
también lo denomina “príncipe”(Ez. 34:23,24). Cristo mismo señala la conexión
entre su oficio real y la descripción que de él se hace como pastor: “Cuando el
Hijo del hombre venga en su gloria, con todos sus ángeles, se sentará en su
trono glorioso. Todas las naciones se reunirán delante de él, y él separará a
unos de otros, como separa el pastor las ovejas de las cabras”(Mt. 25:31,32).
Ciertamente, él es el “gran Pastor,” todo suficiente para su rebaño.
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