LA ORACIÓN: UNA TAREA
UNIVERSAL ENTRE LOS CREYENTES
Pero no se piense que el énfasis que las epístolas
hacen indica que la oración es una tarea exclusiva de los predicadores. Lejos
de ser así, las epístolas van dirigidas a creyentes en general, quienes
necesitan practicar todo lo que estas cartas contienen. Los cristianos deben
orar mucho, no solamente por ellos mismos sino por todos sus hermanos y
hermanas en Cristo. Debemos orar deliberadamente de acuerdo con estos modelos
apostólicos, y pedir las bendiciones particulares que allí se especifican. Hace
mucho tiempo que soy un convencido de que no hay manera mejor ‑ni más práctica,
ni más valiosa, ni más eficaz‑de expresar nuestra solicitud y afecto por los
santos, que presentarlos en oración delante de Dios, y llevarlos en los brazos
de nuestra fe y de nuestro amor.
Al estudiar estas oraciones en las epístolas, y al
considerarlas frase por frase aprenderemos con mayor claridad qué bendiciones
debemos procurar para nosotros y para otros; sabremos cuáles son los dones y
gracias espirituales por los que debemos ser muy solícitos. El hecho de que
estas oraciones, inspiradas por el Espíritu Santo, hayan quedado registradas en
el sagrado volumen, hace ver que los favores particulares que en ellas se piden
son los que Dios nos ha permitido buscar y obtener de parte de él (Ro. 8:26,27;
1 Jn. 5:14,15).
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