viernes, 31 de enero de 2014
viernes, 3 de enero de 2014
HUÉRFANOS NO MÁS
El creyente es más que sólo
un seguidor, más que un .
discípulo, más que un soldado
en el ejército del Señor, más que
un peregrino y más que un
siervo de Dios. Los creyentes son
hijos e hijas de Dios su
Padre.
Si queremos juzgar en qué
medida alguien comprende
el cristianismo, procuramos
establecer qué es lo que
piensa acerca del concepto de
que es hijo de Dios, y de
que tiene a Dios como Padre.
Si no es este el pensamiento
que impulsa y rige su
adoración y sus oraciones y toda su
percepción de la vida,
significa que no entiende nada bien
lo que es el cristianismo.
Porque todo lo que Cristo enseñó,
todo lo que hace que el Nuevo
Testamento sea nuevo, y
mejor que el Antiguo, todo
cuanto sea distintamente cristiano por oposición a lo judaico, se resume en el
conocimiento de la paternidad de Dios. "Padre" es el nombre
cristiano para Dios.
Pienso en Sylvia Plath
acabando su vida con esta trágica
nota: "Nunca conocí el
amor de un padre." O en Marvin Gaye
matado por su padre, y la
revelación de su amigo que "Marvin
nunca recibió el amor que
quería de su padre." En el lamento
de Saul Bellow: "Todo el
mundo nace para ser huérfano." En
León Tolstoi anhelando el
calor del amor maternal: "Mi imagen
sublime del amor ... no el amor divino,
frío." ¿Cuántos hombres
y mujeres terminaron
descontentos porque buscaron en el
hombre lo que en realidad
sólo Dios puede dar?
El creyente no tiene que
pasar nunca por la vida sintiéndose
como un huérfano emocional o
espiritual. La promesa de Jesús
en Juan 14:18 sigue firme
hoy: "No os dejaré huérfanos; vendré
a vosotros." Sin
embargo, el consuelo glorioso que tiene esta
promesa elude a menudo a los
hijos de Dios. El siguiente capítulo
explora las trágicas maneras
en que la pobre paternidad terrenal
puede impedir que disfrutemos
plenamente de la libertad que
tenemos de clamar "Abba,
Padre".
DIOS ES EL PADRE DE TODOS
LOS QUE CREEN
Las Escrituras no confirman
que Dios sea el Padre de todos
los hombres en el sentido de
un enlace de compromiso y de
filiación paterna. Enseñar
así es perder de vista todo el impacto
del mensaje evangélico de ser
hechos hijos de Dios mediante la
fe en la obra de Jesucristo
en la cruz. D. A. Carson escribe: "El
escritor del Evangelio hace
referencia a Dios como Padre
únicamente en contextos que
atañen al Mesías o a creyentes.
Abba, Padre 51
Dios no es el Padre de todos
los hombres, sino el Padre de Jesús
y el Padre de los discípulos
de Jesús."16
Jesús fue hasta el extremo de
denunciar a los fariseos
públicamente diciendo que no
eran de Dios el Padre porque no
creían en Él. Después de
protestar: "un Padre tenemos, que es
Dios" (Juan 8:41), Jesús
los corrigió diciendo que tenían otro
"padre":
"Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos
de vuestro padre queréis
hacer" (v. 44). La indicación de que
Dios es el Padre de uno es
responder a Jesucristo en una
relación amorosa de
confianza. Como dijera Jesús también a
esos fariseos: "Si
vuestro padre fuese Dios, ciertamente me
amaríais; porque yo de Dios
he salido, y he venido" (v. 42).
Dios nos invita a entrar en
una relación de pacto con Él
como nuestro Padre, según
dice 2 Corintios 6:17-18:
Por lo cual, salid de en
medio de ellos, y apartaos, dice
el Señor, y no toquéis lo
inmundo; y yo os recibiré, y seré
para vosotros por Padre, y
vosotros me seréis hijos e
hijas, dice el Señor
Todopoderoso.
Dios se hace Padre del
creyente mediante la muerte expiatoria
de nuestro Señor y Salvador
Jesucristo. Entra en un pacto con el
creyente basándose en la
cruz. En ese punto de arrepentimiento
y fe, el Espíritu Santo
confiere la condición de hijo a la persona.
Pablo escribe: "Pues no
habéis recibido el espíritu de esclavitud
para estar otra vez en temor,
sino que habéis recibido el espíritu
de adopción, por el cual
clamamos: Abba, Padre!" (Romanos 8:15).
Además, la fraseología de
Pablo en Gálatas 4:7 presupone que
todos los hombres no son
hijos de Dios, sino que llegan a ser hijos
mediante la fe y pasan así de
su condición de "esclavos" a "hijos".
"Así que ya no eres
esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero
de Dios por medio de
Cristo" (Gálatas 4:7).
Tan esencial es ese
reconocimiento de Dios como nuestro
Padre que se encuentra en las
salutaciones de diecisiete de sus
veintiuna epístolas en el
Nuevo Testamento.
Descriptiva y funcionalmente
Dios es Creador, Gran Médico,
Buen Pastor, Todopoderoso,
Alfa y Omega, el Señor de los
ejércitos. Cada designación
acarrea verdades específicas, absolutas y explicables que representan los
atributos de Dios. Pero el título y papel más predominante (además de
"Señor")
es el nombre y designación de
"Padre". "El nombre 'Padre' en
el Nuevo Testamento se
convierte en el nombre común para
dirigirse a Dios ... Este
nombre es la revelación más exaltada
de Dios. Dios no sólo es el
Creador, el Todopoderoso, el Fiel, el
Rey y Señor; Él es también el
Padre de su pueblo."18 James I.
Packer escribe en Conociendo
a Dios:
Se resume la totalidad de la
enseñanza del Nuevo
Testamento en una sola frase
cuando se habla de ella
como la revelación de la
paternidad del santo Creador.
Del mismo modo, resumimos la
totalidad de la religión
neotestamentaria cuando la
describimos como el cono-
cimiento de Dios como nuestro
santo Padre.
DIOS NO ES EL PADRE
DE TODOS LOS HOMBRES
Algunos creen que Dios es el
Padre de todos. Pero eso no es
lo que enseña la Biblia. La
riqueza de la doctrina bíblica enseña
que Dios tiene una relación
paternal particular con los que
creen y ponen su fe en él. El
Evangelio según San Juan es claro:
"A lo suyo vino, y los
suyos no le recibieron. Mas a todos los que
le recibieron, a los que
creen en su nombre, les dio potestad de
ser hechos hijos de
Dios" (Juan 1:11-12).
Las Escrituras son claras en
cuanto a que creyendo y
recibiendo a Cristo nos
convertimos en hijos de Dios, somos
adoptados y así tenemos a
Dios como nuestro Padre. Los que
llaman a Dios el "Padre
de todos" con frecuencia usan el título
y el concepto para expresar
uno o más de los siguientes conceptos:
• Dios como el creador
• Dios como el originador y
dador de toda vida
• Dios como el dueño
• Dios como Padre de cada
persona
Tal vez el título se aplique
a los primeros tres puntos. El
Antiguo Testamento habla en
ocasiones de Dios nuestro Padre
con el sentido de ser nuestro
creador: "¿No es él tu padre que
te creó? El te hizo y te
estableció." (Deuteronomio 32:6). Y Pablo
habla de Dios como "el
Padre, del cual proceden todas las cosas,
y nosotros somos para
él" (1 Corintios 8:6). Pero en los pocos
casos en que se emplea Padre
con sentido de creador y dador
de vida, el contexto pone en
claro que el término se emplea con
tal connotación.
ADOPCIÓN
Para los que conocen el dolor
y la soledad de la orfandad
espiritual y emocional, la
invitación de ser hijos amados de un
Padre celestial fiel promete
satisfacer su hambre más profunda
y feroz. Pero están a su
alcance esa perfecta relación?
¿Cómo puede un huérfano
encontrar lo que él anhela?
Los huérfanos necesitan que
los adopten. Dios hizo provisión
para hacerlo, y la Biblia
habla de la salvación como el acto de ser
adoptado en la familia de
Dios. Pablo dice:
"Habiéndonos predestinado
para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de
su voluntad" (Efesios 1:5, cursivas añadidas). Aunque las Escrituras
emplean pocas veces la palabra adopción, ésta tiene un contenido teológico
profundo.
Pues no habéis recibido el
espíritu de esclavitud para
estar otra vez en temor, sino
que habéis recibido el
espíritu de adopción, por el
cual clamamos: iAbba, Pa-
dre!
Romanos 8:15
Dios envió a su Hijo . . .
para que redimiese a los que
estaban bajo la ley, a fin de
que recibiésemos la adopción
de hijos. Y por cuanto sois
hijos, Dios envió a vuestros
corazones el Espíritu de su
Hijo, el cual clama iAbba,
Padre!
Galatas 4:4-6
Ambos pasajes hablan de
recibir adopción en la familia de
Dios y relacionan la adopción
con el cariño personal de Dios al
llamarlo "Abba,
Padre". La palabra griega para adopción
(empleada en los dos pasajes)
realmente tiene la palabra "hijo"
como prefijo. La palabra
adopción significa llegar a ser un hijo,
parte de la familia, heredar
una herencia.
Abba, Padre 47
La adopción es un concepto
especial porque muestra la
elección deliberada que hace
el Padre. J. I. Packer escribe:
La adopción es un concepto
relacionado con la familia,
concebido en términos de
amor, y que ve a Dios como
padre. En la adopción Dios
nos recibe en su familia y a su
comunión, y nos coloca en la
posición de hijos y herederos
suyos. La intimidad, el
afecto, y la generosidad forman la
base de dicha relación. Estar
en la debida relación con el .
Dios juez es algo de veras
grande, pero es mucho más
grande sentirse amado y
cuidado por Dios padre.
Nos ayuda ver la riqueza de
las metáforas sobre la familia
que Pablo usa en sus
epístolas. El uso de Pablo de términos
como adopción, herencia, y
herederos pudiera no atraernos
demasiado. Estas son más que
palabras con un significado
sentimental de
"familia"; en los días de Pablo las palabras
tenían significado legal. Las
usó para realzar el significado
técnico y teológico de
nuestra condición de hijos de Dios.
Pablo era un ciudadano romano
y conocía el vasto sistema
legal. Usó términos como
adopción, herencia, y herederos en
sus epístolas con alusiones
romanas porque sus lectores
estarían más familiarizados
con la ley romana.
El padre en una casa (o
familia) romana era la cabeza y
centro de la familia, y su
poder "lo llenaba todo".7 No había una
"mayoría de edad"
cuando el "hijo" obtuviera su independencia
como un derecho. Era muy
posible para un hombre maduro y
hasta viejo ser todavía por
ley el niño de su padre y estar sujeto
a su autoridad.
La intención no era
restrictiva o negativa, sino que servía de
conexión significativa entre
hijos y su padre. De manera que
cuando Pablo dice a los
efesios que ellos son "miembros de la
familia de Dios" (2:19),
no es sólo una expresión bonita.
El profesor Francis Lyall, en
su amplio estudio de metáforas
legales Slaues, Citizens,
Sons (Esclavos, ciudadanos, hijos),
dice que las leyes de la
adopción romana eran mucho más
amplias y orientadas a
establecer la relación que las leyes
griegas de adopción o los
conceptos hebreos de adopción (que
eran casi desconocidos).48 El
padre que nunca conocí
Hay dos procedimientos
diferentes de adopción (adrogatio y
adoptio) que instalaban a una
persona en una nueva familia y
lo hacíamiembro en casi todo
respecto. Uno de ellos (adrogatio)
hacía a una persona miembro
de una familia cancelando todas
sus deudas y obligaciones
pero sin ponerlo bajo la autoridad
legal de otra persona. La
segunda forma de adopción (adoptio)
era más inclusiva y ponía al
adoptado bajo "el poder y autoridad
legal de otro".9 Esta
última forma está más ligada al uso que
Pablo dio a la metáfora de la
adopción. .
Esta segunda forma de
adopción romana constaba de un
procedimiento en dos etapas.
Bajo la ley romana la primera
etapa implicaba la
destrucción del poder paternal del padre
anterior. La segunda etapa
trataba de la relación con un nuevo
padre y el establecimiento de
su poder paternal. Con este
trasfondo podemos ver por qué
Pablo usaría la adopción para
comunicar conceptos
teológicos.
Era más que llegar a ser sólo
un hijo adoptivo. Producía un
cambio en los padres
naturales y en los padres nuevos de una
persona, y en su propia
condición de hijo o hija. Espiritualmente
somos adoptados por Dios, y
no somos más hijos de tinieblas
sino hijos de un Padre
celestial. No somos simplemente hijos
adoptivos que no alcanzan a
formar parte real de una familia,
sino que somos adoptados
hijos con participación legal en una
nueva familia.
La profunda verdad de la adopción
romana es que el adoptado era sacado de su estado previo y puesto en una
relación
nueva de hijo con su nuevo
padre. Se cancelaban todas sus
antiguas deudas, y en efecto el
adoptado comenzaba una vida
nueva como parte de una
familia nueva. De allí en adelante el
padre (o paterfamilias) tenía
el mismo control sobre su nuevo
"hijo" como sobre
sus hijos naturales. Era dueño de toda la
propiedad y adquisiciones del
adoptado, controlaba todas sus
relaciones personales', y
tenía derechos de disciplina. Por otro
lado, el padre era
responsable de las acciones del adoptado, y
cada uno debía al otro derechos
recíprocos de apoyo y mantenimiento.
Otros dos términos legales
aparecen en las epístolas
" "de romanas de Pablo:
heredero y herencia. En las Escrituras,
herencia en su sentido más
amplio "comprende la totalidad de
la bondad de Dios para con el
hombre".l1 Según la mayoría de
las leyes una persona no es
heredera hasta que muere su
progenitor, pero según la ley
romana "nacimiento, no muerte,
constituye el derecho de
herencia".12 En la ley romana había
una "continuidad de
personalidad entre heredero y
progenitor".
Gayo, jurisconsulto romano,
escribió que los hijos: "Aún en
vida de sus padres son
considerados dueños de cierta
manera".14 Cuando Pablo
dice que somos "herederos; herederos
de Dios y coherederos con
Cristo" (Romanos 8:17), quiere que
sepamos que ahora somos
propietarios con Dios y Cristo de toda
la herencia divina. Ser herederos
de Dios no significa que
debamos esperar un día en el
futuro cuando alguien muera;
somos propietarios ahora, y
hay una "continuidad de personalidad", una conexión entre el creyente
y Dios el Padre.
En "adopción" Dios
se extiende al hombre necesitado: que ha
quedado huérfano y sin
padres, sin la conexión vital de la
familia. La adopción toca
nuestro corazón, porque qué niño
huérfano no quisiera ser
adoptado por un padre amoroso que
lo acepte? Una vez más Packer
escribe:
Dios hará lo inimaginable
para lograr que sus hijos
perciban el amor que Él
siente por ellos, y que tomen
conciencia de su privilegio y
de la seguridad de la que
pueden disfrutar como
miembros de su familia. Los
hijos adoptivos necesitan
sentirse seguros de que son
aceptados, y el padre
perfecto hará que así se sientan.
Sin embargo, como se implica
en esos versículos, la adopción
tiene que ser
"recibida". Todos los hombres y las mujeres son
huérfanos en cuanto a Dios
hasta que reciban el don de la
salvación que se ofrece en
Cristo, el Hijo amado de Dios que
murió en la cruz para
reconciliar al mundo pecador con un
Padre Santo.
Ese compromiso paternal
sobrenatural trasciende hasta los
vínculos de lealtad de
nuestros padres terrenales. Como
escribiera David en los
Salmos: "Aunque mi padre y mi madre me
dejaran, con todo, Jehová me
recogerá" (Salmo 27:10).50
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