TERTULIANO TRINIDAD
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SUMARIO: I. El Deus Christianorum.—II. Teología trinitaria.
Quinto Septimio Florencio Tertuliano, el pensador occidental más original del período preniceno, nació en Cartago hacia el 160 y murió también allí hacia el 220 o un poco después. Probablemente nadie discute la importancia de su figura en relación a la teología occidental, ya sea que se le considere su iniciador o, al menos, uno de sus más importantes exponentes. Durante mucho tiempo se le consideró exageradamente como el creador del latín cristiano, del cual es más bien un testigo activo y comprometido, cuya creatividad linguistica y genio literario han marcado a la tradición latina. Aunque no sea el creador del latín cristiano, sí lo ha introducido de forma masiva en el mundo literario y puede ser considerado como el creador del latín teológico, en cuanto lenguaje estructurado, y del latín eclesiástico, junto al decisivo papel que jugaron las diversas traducciones latinas de la Biblia.
El pensamiento teológico de Tertuliano se contextualiza frente a la filosofía
griega, las doctrinas rabínicas, el gnosticismo, el marcionismo y el
monarquianismo. El carácter de la obra de Tertuliano es sistemático, casi una
summa theologica, es decir, estudia sucesivamente los diversos núcleos
fundamentales de la fe cristiana.
I. El «Deus Christianorum»
Aquí nos interesa particularmente la exposición de Tertuliano sobre la doctrina
del Deus Christianorum. Su teología sobre Dios no es una teología de
gabinete, sino que procede, incluso en el Adversus Praxean, de las
controversiasvivas y actuales en su época en la comunidad cristiana de Cartago.
Las fuentes de su doctrina proceden de la Escritura, la Liturgia y la Regla de
Fe (De Praescript. 13,1-5; De Virg. Vel. 1,3; Adv. Prax.
2,1) de la Iglesia.
El centro del mensaje cristiano es la fe en un Dios uno y trino, creador del
universo, y en un único Cristo, que trae la salvación al mundo y consumará la
resurrección, y en único Espíritu que nos santifica. Manifestaciones históricas
del Deus Christianorum son la creación, la revelación y la salvación.
La sistematización de la doctrina de Tertuliano sobre Dios encuentra su mejor
formulación en el Adversus Praxean. Práxeas es un monarquiano
modalista que propugna la existencia de una única persona en Dios, en la que
Padre, Hijo y Espíritu Santo son meros nombres. Concederles otro tipo de entidad
sería, según Práxeas, destruir la monarquía divina y caer en el
paganismo. Cierto que la unicidad divina es un dogma esencial del cristianismo,
pero no lo es menos que la revelación neotestamentaria y la predicación del
evangelio desde los comienzos apostólicos obligan a creer en la economía
interior de la divinidad por la que la unidad se despliega internamente en
Trinidad. Tertuliano es el primer autor latino que usa el término Trinitas,
no limitando su sentido únicamente al de tríada, sino enriqueciéndolo al
unirlo y contraponerlo al de unitas.
Tengamos delante un texto que es todo una síntesis de la teología trinitaria de
Tertuliano: "Y especialmente ésta (la herejía de Práxeas) que se imagina poseer
la pura verdad en tanto que piensa que no es posible creer en el único Dios más
que diciendo que el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo son personalmente él
mismo (ipsum eundemque), como si el Uno no fuera también Todo, al
provenir Todo del Uno, a saber mediante la unidad de sustancia, salvaguardando,
con todo, el misterio de la economía que organiza la Unidad en Trinidad y
explica que el Padre y el Hijo
y el Espíritu son tres. Tres,
sin embargo, no por naturaleza (statu), sino por el grado (gradu),
no por sustancia (substantia), sino por la forma (forma), no por
el poder (potestate), sino por la manifestación (specie), pues son
de una única sustancia (substantiae), de una única naturaleza (status)
y de un único poder (potestatis), porque no hay más que un único
Dios, a partir del cual estos grados (gradus), formas (formae) y
manifestaciones (species) se atribuyen a los nombres del Padre y del Hijo
y del Espíritu Santo. Cómo es que admiten pluralidad (numerum) sin
división, se demostrará a continuación" (Adv. Prax.
2, 3-4).
Esta breve síntesis, en la que resuena en sus últimas líneas el eco de la praxis
litúrgica en la administración del bautismo, es un verdadero compendio
sistematizado de la teología trinitaria de Tertuliano. Pero esta síntesis
requiere por parte del lector un esfuerzo por comprender el lenguaje y la
intención del autor. Es lo que enseguida realizaremos explicando primeramente el
tema de la unidad y luego el de la Trinidad. La unidad se designa con los
términos substantia, status, potestas. La distinción de personas con los
términos forma, gradus, species, y en Adv. Prax. 12,6 con el
término persona.
II. Teología trinitaria
Unius autem substantiae. El término substantia
tiene para Tertuliano una resonancia concreta, relacionada con su
etimología, y designa el sustrato, el fondo concreto y permanente constitutivo,
la verdad objetiva de las cosas particulares. Es la materia constitutiva del
ser. Ese sustrato persiste bajo la diversidad de cualidades, actos, elementos
cambiantes. Tertuliano lo aplica, en primer lugar, a las sustancias materiales.
Y también a las realidades espirituales: Dios, ángeles, alma. Ahora bien,
Tertuliano dice: 'Substantia corpus sit rei cuiusque" (Adv. Hermogenem 35,2),
con lo cual toda la realidad, la material
y la espiritual, es corporal tiene una
cierta corporalidad. Lo que es incorporal, —que no es lo mismo que
no-espiritual—, sencillamente no existe. La substantia Dei, su sustrato,
la materia constitutiva del ser divino, es espíritu (Adv. Prax. 26,4.6),
que, a su vez y según la explicación dada, es "corpus sui
generis" (Adv. Prax. 7,8). Espíritu equivale aquí a naturaleza
divina. Al no conocer el concepto de espíritu puro, la doctrina de Tertuliano
sobre Dios está afectada de un cierto materialismo verbal, que, en definitiva,
nos revela haber tomado el término del lenguaje corriente.
Unius status. Prescindiendo del significado banal
de estado de la cuestión, estado de salud, etc., el status concierne al
conjunto de propiedades que caracteriza a una substantia
y que permite situarla en relación con otras
sustancias. Es el aspecto permanente de una realidad vinculado a su naturaleza y
no a sus circunstancias. Correspondería a lo que llamamos la condición o
naturaleza de una cosa. El status Dei, por no tener origen, tiene como
condición el ser siempre, haber sido siempre, sin comienzo ni fin. El status
Dei es la unicidad, unidad, eternidad, inmutabilidad, indivisibilidad. Esto
es propio y exclusivo de Dios. Este status es común a las tres personas
divinas, las cuales difieren non statu sed gradu. Pertenecen al mismo
orden de realidad. El problema está en ver qué las distingue dentro de ese
orden. En Dios la substantia es ser spiritus, su origen o
census es la aeternitas. Su status es la condición de
increado, no hecho, lo cual le opone a todo lo que no es él y que,
consiguientemente, tiene su origen en él.
Unius potestatis.
Las divinas personas poseen el mismo poder. Y que sean tres las que
participan de la misma potestad no rompe la monarquía, ya que tienen en
común una misma y única sustancia. La potestas tiene un aspecto dinámico:
la plenitud de poder en Dios para actuar y obrar, concretamente que Dios es el
único que posee el poder de crear y que, de hecho, es el único creador de todas
las cosas.
Ahora estudiaremos
los términos con que Tertuliano expresa la pluralidad en Dios:
gradus, forma, species, persona.
Tres autem non statu sed gradu.
En general, gradus designa, situándolo en su
lugar, un término comprendido en una serie, una sucesión, encadenamiento,
organización, un orden. Expresa una relación de origen, cierto orden progresivo.
Al aplicar el término a la teología trinitaria, gradus marca el orden
necesario de sucesión de las personas divinas, sin que esto implique diferencia
alguna de status o de substantia. Es sólo la expresión del origen
o census. En la Trinidad, gradus designa el modo como las personas
divinas se distinguen en el interior del ser divino. No es distancia de tiempo o
de rango: la metáfora incide sobre la emanación, no sobre una distancia. El
gradus principalis es el punto de partida. de todos los siguientes. Del
Padre es propio ser ingénito y eterno, el Hijo es nacido y, por tanto, no
eterno: el Hijo fue engendrado con vistas a la creación (aunque, por otra parte,
es eterno ya que el unius status y la unius substantiae es común a
las tres divinas personas). Tertuliano no consigue formular sin fallos el
misterio trinitario de Dios, y precisamente en esto del gradus la
igualdad de las personas no se mantiene.
Non substantia sed
forma, nec potestate sed specie. Los conceptos de forma y species son
casi sinónimos. Forma para Tertuliano es algo así como el principio
individuante y distintivo. Hay tres formas en Dios, es decir, tres subsistentes
individuales, tres sujetos de la misma sustancia divina. El término forma
tiene un sentido fuerte, como el que tendrá más tarde en teología trinitaria el
de persona. La species es lo exterior de una cosa que nos la hace
comprehensible y comprensible. El ejemplo del sol y sus rayos son "duce
formae, sed cohaerentes" (Adv. Prax. 8,6) o "duas species unius et indivisae
substantiae" (Adv. Prax. 13,10), dos modos de aparecer la misma sustancia,
que la hacen visible y cognoscible. La forma o species del Padre es ser
invisible ya que no tiene comienzo. Los ojos no pueden mirar directamente al
sol. El Hijo es capaz de manifestación y visibilidad
"pro modulo derivationis"
por proceder, por tener comienzo. El rayo de sol sí
se puede ver. El encuentro de Dios con la creación se lleva a cabo por medio del
Hijo. En cuanto el Hijo realiza los planes del Padre, tenemos el fundamento
último de la diferencia de ambas formae o species en la divinidad. En el
AT, el Verbo se hacía visible en las teofanías y preparaba así su aparición como
Verbo encarnado (Adv. Prax. 17).
Persone non
substantiae nomine (Adv. Prax. 12,6): Tertuliano es el primer autor
eclesiástico que aplica el término persona a la Trinidad. El término
aparece 33 veces en el Adversus Praxean. Él dice por una parte
una substantia y, por otra, tres personae, pero no une nunca las dos
expresiones. Con todo, tiene un texto que se acerca mucho a la fórmula posterior
tres personae in una substantia o una substantia in tribus personis: "alium
autem quomodo accipere debeas iam professus sum, personae non substantiae nomine"
(Adv. Prax. 12,6). El Hijo es "otro" distinto al Padre
en cuanto persona, no por razón de la substantia que le es común con el
Padre. Por ello, persona expresa distinción, no división o separación. Cuando
Tertuliano habla de personas en el cuadro de la monarquía divina, ésta no se
rompe, porque los tres ejercen el mismo dominio soberano. Hijo y Espíritu son
los asistentes del Padre, son personas oficiales, encargados de oficio,
ministros.
¿Qué significa
persona en Tertuliano? Prescindimos de los significados de máscara, faz,
rostro, pues en Adv. Prax. 7 se insiste en que persona es una realidad y
no un término vacío de contenido. En primer lugar, una persona es para
Tertuliano un sujeto parlante (Adv. Prax. 5). Que en la Trinidad hay
varias personas se muestra, según el testimonio de las Escrituras, en que uno
habla a otro y sobre otro (Adv. Prax. 11). En segundo lugar, la persona
se manifiesta en su actuar responsable. Tertuliano encuentra que la Escritura no
sólo llama Dios y Señor a un único y mismo sujeto, sino que a diversos sujetos
los designa con el nombre de Dios. A estos sujetos, a los que la Escritura
menciona con sus nombres, los llama Tertuliano personas un individuo
existente distintamente, un sujeto espiritual con autodominio y subsistencia en
una sustancia. Así al interpretar Gén 1, 26-27 dice que Dios habla en
plural, que el Hijo es la segunda persona y el Espíritu la tercera, los cuales
cooperan con Dios como colaboradores: "cum ministris et arbitris" (Adv. Prax.
12, 3). Las tareas de las personas son distintas: al Hijo toca la
encarnación y al Espíritu la santificación.
La articulación
trinitaria de la divinidad la explica Tertuliano por medio de comparaciones. La
triple analogía de raíz-tallo-fruto, fuente-río-arroyo, sol-rayo-punta
luminosa del rayo (Adv. Prax. 8, 5-7) representa una producción o emisión
unida a su origen e ilustra la la emergencia de las personas divinas en Dios. La
Trinidad queda comparada a un desarrollo vital, lo mismo que de la raíz brota el
árbol para terminar en el fruto, el movimiento trinitario se concluye en la
persona del Espíritu Santo, el tercero (Adv. Prax. 30, 5) después del
Padre y por medio del Hijo (Adv. Prax. 4, 1), sin perder nada del
origen fontal que es el Padre y del cual procede o emana o desarrolla de una
manera orgánica la Trinidad "per consertos et connexosgradus".
Padre, Hijo y Espíritu son tres, pero inseparables y estrechamente
unidos en la substantia de la divinidad sin división ni separación
alguna. Los tres son una sola cosa, no una sola persona (Adv. prax. 25,1).
Se mantiene así el principio de la monarquía y el de la economía intradivina.
Pero no todo es perfecto en esta articulación de la divinidad. El Verbo deviene
persona con miras a la creación. El Hijo está subordinado al Padre en cuanto que
es originado; la sustancia del Hijo es sólo derivación o porción de la "tata
substantia" (Adv. Prax. 9,2) del Padre. El Espíritu, como
tercero, está subordinado al Hijo (Adv. Prax. 8,7).
La aportación de
Tertuliano a la elaboración del dogma de la Trinidad, en línea con la Escritura
y la Regla de Fe, podría resumirse en los siguientes puntos: No sólo a nivel de
terminología, pues es el primer autor latino que ha utilizado el término
trinitas y también el primero que emplea el término persona en
teología trinitaria. Supone un progreso en relación a autores anteriores, pues
elabora una teología propiamente trinitaria al integrar al Hijo y al Espíritu
con funciones específicas: creación, redención, santificación. Lo peculiar de
Tertuliano está en la expresión tan elaborada de la pluralidad divina y en las
explicaciones racionales que da. Los tres de la Trinidad pueden contarse, sin
que esto constituya una separación entre ellos.
Los términos
utilizados por Tertuliano, substantia, persona, conservan todavía hoy su
validez. Pero también tienen sus deficiencias: por ejemplo, el concepto de
substantia tan unido a unaimagen corporal. Los nombres divinos se explican
no por las relaciones personales, sino por modificaciones de la sustancia divina
y, por eso, son formae y species de la misma sustancia. Quizás el
valor teológico más notable de Tertuliano sea haber creado un lenguaje teológico
nuevo, aunque no todos sus términos y conceptos hayan tenido el mismo acierto ni
la misma aceptación y supervivencia, y, no en último término, el haber puesto
las bases para sugerir el principio que deberían explotar abundantemente los
Padres del siglo IV, que el Espíritu es con relación al Hijo, lo que el Hijo es
en relación al Padre.
[ ->
Bautismo; Creación; Encarnación; Espíritu Santo; Fe;
Filosofía; Gnosis y Gnosticismo; Hijo; Jesucristo; Misterio; Naturaleza; Padre;
Padres (orientales y occidentales); Personas divinas; Redención; Revelación;
Salvación; Teología y economía; Trinidad; Unidad; Verbo.]
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