DÍA 5: EL AMOR NO ES GROSERO
Al que muy de mañana
bendice a
su amigo en
alta voz, le será
contado como una
maldición. (Proverbios 27:14)
Nada irrita más rápido
a los demás como la mala educación. Ser
grosero significa decir o hacer algo innecesario que le haga pasar
un
mal momento a la persona que esté cerca. Ser grosero es
actuar en forma indecorosa, vergonzosa
o irritante. En el matrimonio, podría tratarse de tener una boca sucia, malos modales en la mesa o el
hábito de hacer bromas sarcásticas. Desde cualquier punto de
vista, a nadie
le gusta estar cerca de una persona
grosera. La conducta grosera puede parecerle insignificante a
quien la practica, pero es desagradable
para
los que están cerca.
Como siempre, el amor tiene algo para decir al respecto. Cuando
un
hombre es
impulsado por el amor, se comporta en forma intencional de una manera que a la esposa le resulte
más agradable. Si
ella desea amarlo, resuelve evitar lo
que lo frustra y le
molesta.
En esencia,
el amor
genuino cuida sus modales.
Adoptar este concepto podría
traer
aire fresco a tu matrimonio. Los buenos modales
le expresan a tu esposa o esposo: “Te valoro lo
suficiente como para ejercer algo de
dominio propio cerca de ti. Quiero ser una persona con la que sea un placer estar”. Cuando
permites
que
el
amor cambie tu
conducta (aunque
sea de
la manera más insignificante) restauras una atmósfera de honor en la relación. Por lo general, las personas que practican una buena
etiqueta
aumentan el nivel
de respeto en el ambiente donde
están.
Casi siempre, la etiqueta que usas en tu casa es totalmente distinta
a la
que usas con tus amigos, o incluso con extraños. En tu casa,
puedes gritar
o poner mala cara, pero si
suena
el timbre, abres
con
una gran sonrisa y lleno de amabilidad.
Sin embargo, si te atreves a
amar, también querrás dar lo mejor de ti
mismo a los tuyos. Si no dejas que el amor te motive a realizar los cambios necesarios en tu
conducta, la
calidad de tu relación matrimonial sufrirá.
Las mujeres suelen ser mucho mejores que los hombres con ciertos
modales, aunque pueden ser groseras de otras
maneras. El rey
Salomón dijo: “Más vale habitar en un rincón de la azotea que
compartir el techo con mujer pendenciera” (Proverbios 25:24 NVI).
Son
los hombres en especial quienes necesitan aprender esta
importante lección. La Biblia dice: “Bien le va al
hombre que se
apiada” (Salmo 112:5). El hombre discreto averiguará qué es apropiado
y ajustará su conducta
en
consecuencia.
Hay dos razones principales por las que la gente es grosera: la
ignorancia y el egoísmo. Por supuesto, ninguna de las dos
cosas es buena. Los niños nacen sin saber nada sobre los buenos modales, y
necesitan mucha ayuda y enseñanza. Sin embargo, los adultos demuestran su ignorancia de otra manera. Conoces
las reglas, pero
puedes no
darte
cuenta
de cómo las
rompes o ser
demasiado
egoísta
como para que
te importe. De hecho, quizá
no te
des cuenta
de lo desagradable que
puede ser vivir contigo.
Ponte a prueba
con
las siguientes preguntas:
• ¿Qué piensa tu cónyuge de la manera en que hablas y actúas
cuando estás cerca de
él?
• ¿Qué efecto tiene tu conducta en la valía y la autoestima de tu
pareja?
• ¿Tu cónyuge diría
que
eres una bendición
o
que
eres
condescendiente
y lo avergüenzas?
Si piensas que tu
cónyuge (y no tú) es el que tiene que
hacer
cambios en esta área, es probable que sufras de un caso grave de
ignorancia, con efectos secundarios de egoísmo. Recuerda, el amor no
es grosero sino que te lleva a obrar
con
principios superiores.
¿Te gustaría que tu
cónyuge dejara de hacer todo
eso que te
molesta? Entonces, es hora de dejar de hacer todo eso que
le molesta. ¿Serás lo suficientemente considerado
y amoroso como para descubrir y evitar la conducta que hace que la vida le resulte desagradable
a tu pareja? ¿Te
atreverás a
ser encantador?
Aquí tienes tres principios orientadores
que se refieren a practicar
los buenos modales en tu matrimonio:
1. Respeta la regla de oro. Trata a tu pareja de la misma manera en
la que quieres que te trate
(ver Lucas 6:31)
2. Nada de distintos criterios. Ten la misma consideración con tu
cónyuge
que con los extraños y con los
compañeros de trabajo
3. Cumple las peticiones. Considera lo que tu
esposo o esposa ya
te ha
pedido
que hagas o que no hagas. Si tienes
dudas,
pregunta.
El desafío de hoy
Pídele a tu cónyuge
que
te diga tres cuestiones
que le incomodan o le
irritan de ti. Debes hacerlo sin atacar ni
justificar tu conducta. Su perspectiva es la importante en este
caso.
Haz una marca
aquí cuando hayas completado el
desafío de hoy.
¿Qué cosas señaló tu cónyuge sobre ti que necesitan tu atención?
¿Cómo actuaste al escucharlas? ¿Qué planeas hacer para mejorar
esas áreas?
Llenas de gracia son
las palabras de la boca del sabio. (Eclesiastés
10:12)
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